Estamos en Pascua, un acontecimiento salvador, pero también de memoria. Lo celebramos trayéndolo al presente. En el podcast 'Siempre aprendiendo' del periodista y sacerdote Josetxo Vera, abordamos este tiempo litúrgico.

Cada año los judíos celebraban la Fiesta de la Pascua el recuerdo de la liberación de la esclavitud que Dios había obrado en la historia por medio de Moisés. Aquel día la sangre del cordero sacrificado derramada en las jambas de la puerta de sus hogares protegió al pueblo judío del ángel exterminador, que iba a eliminar a los primogénitos de todas las familias y animales.

Al final, la tragedia movió el corazón del faraón de Egipto que les permitió salir y volver a su tierra. Moisés había insistido en que les dejará salir, el faraón tenía el corazón endurecido, y entonces, Dios le dijo voy a mandar el ángel exterminador. Después de una serie de plagas mandó el ángel exterminador. Entonces, al pueblo judío le avisó: “Tenéis que reuniros en familia, sacrificar un cordero, comerlo todos juntos y pintar las jambas de la puerta con la sangre del cordero”.

Aquella tragedia fue la muerte de todos los primogénitos, salvo los del pueblo judío que fueron protegidos de la muerte, pues suscitó su liberación de la esclavitud. El faraón cambio de ánimo y se le removió el corazón.

Esta Fiesta de la Pascua se celebra el 14 del mes de Nisán, para nosotros viene a coincidir en este mes de abril y también fue celebrada por Jesús. Mientras se sacrificaban los corderos que se iban a utilizar para comer la Pascua, Jesús fue sacrificado en la Cruz. En la Fiesta de la Pascua, al final del Sabat, se cumplió la Resurrección del Señor.

Este acontecimiento es fundamental para los cristianos. La sangre del Cordero de Dios, de Jesús, derramada ahora en la Cruz, libera al hombre de la esclavitud del pecado. Desde ese momento es posible el perdón de nuestros pecados y el olvido de Dios del mal que hemos causado.

Se inaugura un tiempo nuevo en el que la muerte no tiene la última palabra. La muerte ha sido vencida. Es un acontecimiento salvador que nos ofrece una nueva y definitiva liberación del pecado y de la muerte. La alegría de los cristianos por la Resurrección de Jesús no fue inmediata. De hecho, lo podemos ver en el Evangelio, ya que lo primero que se percibe es sorpresa. Y en muchos casos incredulidad y en todos estupor.

Es verdad que sabían que Jesús había anunciado su Resurrección. Los textos del Evangelio suelen decir que entonces se acordaron que Jesús lo había predicado y lo había anticipado. Cuando llegó la Resurrección se habrían dado cuenta, pero al principio fue sorpresa y estupor. La resurrección de los muertos ya era una afirmación de fe de una buena parte del pueblo judío, pero aun así los seguidores de Jesus que creían en la resurrección y a lo mejor recordaban que Jesus dijo que iba a resucitar no la esperaban.

El primer día de la semana, domingo, las mujeres fueron a embalsamar el cuerpo de Jesús, ya que durante el sábado no se podía hacer este trabajo. Entonces se acercan y cuando el ángel se lo explican, van a contárselo a los apóstoles y ellos no se lo creen. Por lo que van en persona a visitar la tumba, y se la encuentran vacía.

Es bonito leer la narración de la Resurrección de Cristo en los cuatro Evangelios porque aprendemos bastante de la verdad. Contado por diferentes personas que han vivido distintas visiones. No cuentan lo mismo.

La Iglesia hace memoria durante 50 días, desde la Pascua hasta Pentecostés que en este día celebramos la llegada del Espíritu Santo que pone fin a este tiempo de celebración. Comienza el tiempo de la misión. Hasta nuevos días la Iglesia sigue haciendo memoria de este acontecimiento salvador.

¿Dónde se apoya la fe en la Resurrección? En estas semanas hemos visto cómo la fe cristiana se arraiga en el pueblo que ha creado todo una religiosidad popular en procesiones, romerías, peregrinaciones cantos, tradiciones… Tantos lugares donde se hace presente Cristo Resucitado. Este año todo muy menguado por la pandemia, pero hay un montón de tradiciones populares.