Samuel va al centro de Madrid cada día y cambia la vida de un sintecho con su decisión: "Me quiero recuperar"
Hace unos meses decidió coger su mochila y una banqueta y darse un paseo; allí conoció a Manuel, quien reconoce que su situación ha pegado un vuelco gracias a él

Carlos Moreno 'El Pulpo' cuenta la historia de Samuel y Manuel
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En plena calle Preciados, en el corazón de Madrid, hay algo más que turistas, tiendas y ruido. Hay humanidad. Una humanidad que se presenta con tijeras, una capa de barbero y una sonrisa. Así es como Samuel Carballares, un joven de Arganda del Rey, transforma sus tardes después del trabajo: dedicándolas a quienes viven en la calle. "Vine hace ya seis meses... venir aquí, hablarles y poderles hacer cambiar, ¿no?", cuenta Samuel en una entrevista en el programa Poniendo las Calles de COPE. Su historia está tocando corazones, y no es para menos.
Un barbero de Arganda del Rey
Samuel trabaja como barbero, pero su vocación va mucho más allá de su empleo. Desde hace unos meses, decidió coger su mochila, una pequeña banqueta y pasear por el centro de Madrid. Pero no para pasear sin más, sino para acercarse a las personas sin hogar, hablarles y cortarles el pelo. Les devuelve algo que el mundo muchas veces les niega: dignidad. Y en ese gesto sencillo ha encontrado una misión.
Fue en uno de esos encuentros donde conoció a Manuel, un hombre portugués que llegó a España en 1992 y cuya vida se había desmoronado hasta acabar durmiendo bajo un soportal. "Me arregla la barba y me da mucha confianza. Es un placer. Estoy consiguiendo algo que me faltaba", reconoce Manuel emocionado. Su testimonio refleja lo que Samuel ha conseguido: un cambio real, humano y profundo.
Del corte de pelo a la esperanza
Samuel no se limita a peinar. Quiere más. "Estoy hablando con un ejército, para no solamente cortarles el pelo, sino darles ropa, comida... que tengan un techo también, ¿no?", explica con ilusión. Porque sí, para él la peluquería es solo el inicio: su verdadero objetivo es ayudarles a recuperar su lugar en la sociedad. Según datos del Informe Foessa de Cáritas, más de 37.000 personas viven en situación de sinhogarismo en España. Samuel lucha contra esa cifra con cada conversación, con cada gesto.

Decenas de personas en la calle Preciados
El caso de Manuel es el mejor ejemplo. Cuando se conocieron, él apenas hablaba. La bebida había tomado el control. Hoy, gracias a esa rutina con Samuel, algo ha cambiado: "Ahora me he recuperado un poco... Todavía me quiero recuperar", afirma. Y Samuel le responde con determinación: "Y te vas a recuperar, ¡yo sé que te vas a recuperar!".
La clave de este vínculo está en la constancia, la cercanía y el respeto. Samuel no juzga. Acompaña. Ofrece escucha, compañía y fe en el otro. Una forma de ayuda que recuerda a otras iniciativas como las de ONGs como Solidarios o el proyecto Homeless Entrepeneur, que también promueven la reintegración social de personas sin hogar desde la acción ciudadana.

Transeúntes caminan cerca de una zona comercial en la calle de Preciados
Puede parecer una historia pequeña en medio de una ciudad como Madrid, pero su alcance es inmenso. Cada tijera que se mueve, cada palabra que se dice entre corte y corte, devuelve algo que parecía perdido: el sentido de pertenencia, de cuidado, de comunidad.
Y mientras la política discute y la sociedad camina con prisas, Samuel se planta cada tarde en las aceras del centro con una idea sencilla y poderosa: que nadie merece ser invisible.