El gesto de Fátima Ofkir que explica por qué una joven de 18 años acaba en una red de narcotraficantes: "Empezó el declive"
Su abogada, Mónica Santiago, da más detalles del proceso que acabó con la española en una cárcel de Oman

Bea Calderón cuenta la historia de Fátima Ofkir
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Tras siete años en una prisión de Omán, Fátima Ofkir ha regresado a España. Su historia ha conmovido a miles de oyentes de Poniendo las Calles en la cadena COPE, donde relató cómo, con solo 18 años, acabó condenada a cadena perpetua por tráfico de drogas en un país del Golfo. Su liberación, inesperada, se ha producido gracias a la amnistía concedida por el sultán tras el Ramadán. Pero detrás de su encarcelamiento hay una secuencia de decisiones trágicas, engaños y un sistema judicial ajeno que ignoró sus derechos más fundamentales.
El inicio de una pesadilla
“Tenía 18 años. ¿Quién de vosotros no tuvo nunca 18 años?”, confesaba Fátima, ahora transformada tras casi una década entre rejas. Su relato comienza en L’Hospitalet de Llobregat, donde creció y donde, según su abogada, Mónica Santiago, “empezó una tendencia de declive” que la alejó de su entorno saludable.
“Empezó a desconectarse de todo aquel entorno sano y empezó a conectarse con malas influencias”, explicó la letrada. Fue entonces cuando un conocido le ofreció un supuesto “trabajo” que consistía en viajar a Omán, alojarse en un hotel de lujo, y recoger una mochila con una sustancia desconocida. A cambio, le pagarían 500 euros y una semana de estancia. “Sabía que era ilegal, pero no sabía si eran medicamentos ilegales o qué tipo de sustancia”, explicó Santiago en antena.

La joven catalana Fàtima Ofkir, amnistiada por el sultán de Omán tras siete años en prisión por una condena a cadena perpetua por tráfico de drogas, junto al juez Baltasar Garzón, quien ha intercedido para lograr su liberación, y su abogada, Mònica Santiago (d), durante la rueda de prensa que ha ofrecido en Barcelona tras su regreso a España el pasado domingo.
La realidad fue mucho más grave: en esa mochila había siete kilos de morfina. Y, aunque Fátima intentó echarse atrás al abrirla —“se desmayó al pensar que podía tratarse de explosivos”—, su arrepentimiento llegó tarde. En un intento desesperado, mandó mensajes a su contacto en España: “No voy a hacerlo, estoy totalmente arrepentida”. Pero él la convenció para que esperase. Esa espera fue su condena.
Una vida que empieza de nuevo
La policía omaní ya seguía la pista al tercero en la cadena, un iraní que entregó la mochila. Cuando la dejó en la habitación y Fátima se quedó sola, fue arrestada. Aunque mostró los mensajes de arrepentimiento, el tribunal no los tuvo en cuenta. Asistida por un despacho local que presentó los escritos fuera de plazo y sin traducción durante las vistas, Fátima no entendía nada de lo que pasaba. “Hubo 15 vistas y ella no sabía lo que estaba pasando ahí”, denunció su abogada.
El fiscal pidió la pena de muerte, pero finalmente fue condenada a cadena perpetua, que ha cumplido íntegramente hasta que una amnistía la ha traído de vuelta a casa. En prisión, obligada a llevar burka, a rezar cinco veces al día y a hablar con su familia tan solo un minuto cada quince días, Fátima vivió lo que califica como “una transformación”.
Uno de los días más duros, según Santiago, fue cuando escuchó la ejecución de una compañera: “Fue durísimo para ella. Un día tremendo”.

Captura de video de la joven Fàtima Ofkir (i), junto a la abogada Mónica Santiago, que ha llegado este domingo al aeropuerto de El Prat tras ser amnistiada por el sultán de Omán
Hoy, de regreso en España, Fátima se encuentra en proceso de recuperación emocional y física. Está finalizando segundo de bachillerato y quiere estudiar Derecho. Su objetivo ahora es claro: “Ayudar a los jóvenes para que no caigan en redes como la que me atrapó a mí”.
Una historia que, como otras muchas, pone de relieve los mecanismos de captación de las redes de narcotráfico internacional, que se aprovechan de la vulnerabilidad y la falta de oportunidades de los jóvenes. Puedes escuchar el testimonio completo en Poniendo las Calles.