Ayer hubo un parón repentino en el proceso de vacunación con AstraZeneca en Castilla y León. Y las reacciones no se hicieron esperar: las personas que habían acudido a su cita, convencidos de que saldrían con su primera dosis puesta, se quedaron colgados.

Hemos escuchado muchos testimonios, como por ejemplo la mujer de Valladolid, que nos contaba que se quedó con las ganas porque no va a poder achuchar a su nietos. Pero lo hará pronto porque finalmente se retoma la vacunación en Castilla y León.

Esto en las ciudades y poblaciones grandes, donde se habilitan espacios amplios para atender de forma masiva.

Pero, ¿qué ocurre en las zonas rurales con pocos habitantes? La dispersión hace que no se pueda agrupar a la gente igualmente.

Por ejemplo, en San Pedro de Manrique, en Soria, no llegan a los 700 habitantes. Pero van por tandas, como dice su alcalde Julián Martínez. A él le tocó vacunarse este lunes pasado. Recibió su primera dosis de AstraZeneca, por estar en la franja comprendida entre los 60 y los 65. Y está encantado.

En el pueblo se han hecho cuatro fases de vacunación. En una primera atendieron la residencia de personas mayores y trabajadores, y ya tienen sus dos dosis, con lo cual están protegidos. También lo están las personas mayores de 80 años, y han continuado por edad hasta llegar a todos los de 70 años.

El regidor está satisfecho porque llevan un 35% o 40% de población ya vacunada.

Hemos hablado con él. “Hoy sí se han vacunado, sí ha habido otro colectivo de gente, de 66 a 69, y ha sido normal. Ha sido con Pfizer”, nos dice. Añade Julián: “El centro de salud ha llamado personalmente y por teléfono a cada uno de la gente a vacunar y los ha ido citando por horas, cada 10 minutos o cada cuarto de hora; y poco a poco han ido dándoles la dosis”. También se ha dado el caso de vecinos que han sido atendidos en su domicilio. Entiende que han estado organizados perfectamente.