La mayoría de gente aprovecha el verano para irse de vacaciones, relajarse, desconectar... Pero también hay personas, verdaderos héroes, que aprovechan este periodo para trabajar por los más desfavorecidos yéndose de vacaciones misioneras. Algo que también hacen jóvenes como Rafael Serrano, de Córdoba. Tiene 20 años, es estudiante de Medicina y pertenece al grupo 'Somos una familia' que este periodo estival ha acudido a Perú, entre otros sitios, para evangelizar, con la fe católica como bandera, a los niños y a las comunidades más desfavorecidas de la selva de este país.

Para Rafa, esta ha sido su primera experiencia como misionero y ha supuesto un cambio en la forma que ve el mundo y de su vida: "Tengo una visión mucho más globalizada y realista del mundo. Venir aquí te abre mucho la mente y te hace ser agradecido por lo que tienes cada día". Una gratitud que ha podido ver cada día en todas las personas a las que han ayudado a pesar de su situación: "La gente nos recibe con los brazos abiertos y son tremendamente agradecidos". Y es que, como bien completa su compañera María de la Haba, la labor que realizan grupos como 'Somos una familia' es muy importante en estos lugares: "La palabra misionero para ellos es supergrande y valoran al mil por mil lo que podamos hacer aquí".

Pero Perú no es, ni mucho menos, el único país que necesita misioneros. En África nos encontramos con Mireia García, secretaria de la Asociación Ontupaia, que está pasando su quinto verano de misiones en Mozmbique, donde ayuda a una comunidad deHijas de la Caridad con lo que necesitan, especialmente formando a profesores de los colegios que llevan las hermanas. Pocos mejor que ella para hacer esta labor, ya que es profesora de Religión de Secundario y Bachillerato. Y tan buena es en lo suyo, que supo inspirar a una alumna para que hiciera lo mismo que ella y lleva ya dos veranos acompañándola en sus misiones.

No cabe duda de que, se vaya donde vaya, ser misionero te cambia la vida y te hace pasar por momentos inolvidables. Es por ello que, tanto Rafa como el resto de misioneros, recomiendan guardarse algún verano para irse allí donde más hace falta su ayuda y entregarse a la causa evangelizadora: "Es una experiencia que todos los jóvenes deberíamos vivir una vez en la vida, para así darnos cuenta de que tenemos que seguir realizando una labor esencial en el mundo globalizado que tenemos actualmente".