Muchas familias llevan años peleando por una noticia que hoy ya es realidad. A partir de este jueves, los bebés fallecidos con más de seis meses de gestación van a poder ser inscritos en el Registro Civil y estar en el Libro de Familia. Los niños que hayan fallecido antes de nacer o justo en el momento del nacimiento podrán tener oficialmente un nombre, algo que llevaban reclamando desde hace tiempo muchos padres y madres que han pasado por esta dura situación.

Hasta el momento, las familias que perdían un bebé registraban sus datos en un documento llamado ''Legajo de criaturas abortivas''. Un nombre que no ayudaba nada en el duelo que pasaban las familias afectadas, pero tampoco permitía a los padres y madres el poder decir que habían tenido un hijo, porque para nadie en ningún papel había existido ese niño.

Muchos padres llevan años peleando por este reconocimiento, como Isabel, madre de cuatro hijos. Su tercera hija, Teresa, falleció en el octavo mes de gestación hace cinco años. “Mi hija no era un aborto, era una niña preciosa, que nació más grande incluso que sus hermanas. Yo la di a luz, la tuve en mis brazos unas horas, me pude despedir de ella, la enterramos, y ahora resulta que en ese documento ni siquiera le puedo poner su nombre, sino que la llaman “feto de Isabel” y ni siquiera figura su padre”.

La medida se publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado, por lo tanto, desde hoy entra en vigor. Para Isabel y su familia es algo muy necesario para vivir más tranquilos y seguir adelante. “Es un descanso para nosotros que ella sea reconocida por su nombre y por lo que es, nuestra hija”. Confiesa que es una espinita que tenían clavada y dice que habrá quien no lo entienda o no le dé importancia, pero Isabel cree que para todas las familias que han pasado por lo mismo es un paso más para superar su pérdida.

Un duelo silenciado, una piedra más para los padres a la hora de superarlo

La medida, además, se ha aprobado con carácter retroactivo. Si unos padres han perdido un bebé a partir del sexto mes de gestación antes de que entrase en vigor la medida, tienen dos años de plazo para solicitar el registro. Son avances, pero todavía queda un largo camino por recorrer, según Isabel. “La sociedad pretende hacer que esa hija no ha existido. En general, es un duelo muy silenciado del que nadie quiere hablar. Todo el mundo pretende que lo olvides, pero no podemos olvidar a un miembro más de nuestra familia”.

Perder un bebé en gestación supone un duelo que puede durar años. Vivirlo en familia es importante, pero también recibir ayuda profesional. La psicóloga Pilar Muñoz coincide en que se trata de un duelo que pasa más desapercibido que el de cuando se nos muere un padre o un hijo, pero ya de cierta edad. Considera que la medida es buena porque “puede facilitar la superación más ajustada en el tiempo”, y es que, según esta profesional, “cuando los duelos se prolongan, pueden generar depresiones, ansiedad, temores o fobias”.

Por otra parte, dar una identidad a estos bebés fallecidos refuerza el vínculo con los padres, sobre todo, el vínculo madre e hijo, aunque sea de rechazo o de negación, señala la psicóloga. “Dejar una huella de esa vida truncada posibilita a la familia la pertenencia en el grupo social de padres”, es decir, les justifica el poder decir que fueron padres, de contárselo más fácilmente a otros futuros hijos y dulcifica en cierta manera la pérdida.