De iglesia a búnker. Así recuerda el sacerdote Roman los primeros meses de invasión en Ucrania
Este sacerdote polaco vive en Brovarí, cerca de Kiev. Nos cuenta que durante estos dos años ha sido fundamental la colaboración que han recibido de Ayuda a la Iglesia Necesitada

De iglesia a búnker. Así recuerda el sacerdote Roman los primeros meses de invasión en Ucrania
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cuando a Roman le preguntan lo que estaba haciendo cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania, de la que ahora se han cumplido dos años, siempre recuerda que fueron días de mucho trabajo. Él es de Polonia pero vive en Brovarí, una ciudad que se encuentra muy cerca de Kiev. Allí, es el párroco de la iglesia Virgen María del Perpetuo Socorro.
El 24 de febrero de 2022, Roman nos cuenta que no podía creer lo que empezaba a escuchar: “Me desperté con fuertes explosiones. Nuestra ciudad estaba empezando a ser atacada por misiles rusos”.
Su iglesia tiene unos grandes sótanos y Roman no dudó ni un momento. Convirtió la planta baja del templo en un auténtico búnker. Las primeras semanas de conflicto cuando sonaban las sirenas, allí llegaron a esconderse más de 80 personas. Además, a la entrada de esos sótanos, Roman escribió un gran letrero con la palabra “refugio” para que todo el que lo leyera desde la calle pudiera acceder para protegerse. Esa palabra de “refugio” le ha hecho reflexionar mucho: “Me di cuenta que esta palabra es simbólica porque la Iglesia es realmente refugio para las personas, para todos”.
Después de aquellas primeras semanas de invasión, muchas de las personas de su parroquia, se marcharon del país. Huyeron a países cercanos y allí, lejos de los misiles, trataron de comenzar una nueva vida. Todos recordamos aquellos días en los que estos ucranianos salían de sus ciudades prácticamente sin nada y sobre todo con la incertidumbre de no saber si volverían algún día a su país.
La mayoría se fueron a Polonia, a Rumanía o a Hungría. Hablamos principalmente de mujeres con niños que buscaron refugio mientras sus maridos se encontraban en el frente.
Ahora, dos años después, muchas personas han vuelto a Ucrania. Es por ejemplo lo que Roman se ha encontrado en su parroquia: “Muchas personas regresaron a Kiev. El 80% ya han vuelto. Hoy vivimos con esperanza”.
Roman nos dice que después de tanto tiempo de conflicto, las personas están muy cansadas, sobre todo psicológicamente. Esta invasión les está causando un gran desgaste y lo que más les preocupa es esa sensación de no saber cuando terminará o si por ejemplo la situación puede ir a peor.
Como antes comentábamos, en aquellos primeros meses de la guerra, este sacerdote polaco, Roman se encargó de proteger a las personas en el sótano de la parroquia pero ahora las necesidades son muy distintas.
Los bombardeos cerca de Kiev ya no son frecuentes y ahora lo que hace Roman junto a otro compañero sacerdote es acompañar y dar esperanza: “Lo que hacemos con las personas afectadas es anunciar a Jesucristo. Proclamamos la salvación en Él y la buena noticia”. Según la Organización Mundial de la Salud, un tercio de la población de Ucrania sufre problemas mentales. En la parroquia de Roman tratan de lograr que las personas superen estas circunstancias difíciles.
Hay personas que han perdido a seres queridos, otras que se han quedado sin casa o sin trabajo y muchas que solo ven el futuro con pesimismo. Por medio de talleres, de actividades y de encuentros en esta parroquia ucraniana de Brovarí se busca que las personas recuperen la vida que antes de la invasión llevaban.
Para ello, en esta iglesia han necesitado mucha colaboración y también medios económicos. La Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada ha sido la que les ha dado este apoyo que ha sido fundamental: “Demuestra el importante el papel que desempeña la Iglesia en la sociedad. También es un apoyo concreto de oración y material. A través de esta ayuda la gente siente el amor de Dios”.
Desde que comenzó este conflicto, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha apoyado más de 600 proyectos en Ucrania, aportando más de 15 millones de euros. Los ucranianos quieren que sigamos hablando de ellos, que no los olvidemos. Siempre nos recuerdan que la guerra no ha acabado. Ayudales colaborando con Ayuda a la Iglesia Necesitada.



