La fusión definitiva de Liberbank y Unicaja ya es un hecho. La nueva entidad surgida se situará en la quinta posición de la banca española. Con unos activos que rozarán los 110.000 millones de euros.

No es una cosa que sorprenda. Hace dos años Liberbank y Unicaja ya se sentaron en la mesa de negociación. Pero el reparto de poder puso en jaque la operación. Cosa del pasado.

La pregunta casi inevitable: ¿cómo lo van a notar los clientes? “No tienen ninguna trascendencia”, indica Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros. “Alguna pequeña molestia en el tema de las cuentas corrientes, numeraciones, etcétera”, añade. Y, lo más importante, nada de variaciones en las condiciones. “No. Eso está firmado en una escritura y la nueva entidad se tiene que hacer cargo de las condiciones pactadas”, explica Bernal.

Para los que sean accionistas lo que va a ocurrir es un canje de acciones. “Se les va a dar un nuevo título y a nivel de cotización, en vez de dos bancos, solamente uno”, comenta a ‘Mediodía COPE’. En definitiva, clientes sin ningún tipo de molestia.

Ahora bien, la fusión conlleva costes. La entidad resultante de Liberbank y Unicaja tendrá una plantilla de casi 10.000 mil empleados. Aunque, todavía no hay detalles, del “tijeretazo” a los puestos de trabajo, las fusiones de este corte suelen suponer un 10% de personas que salen de la plantilla. “Estaríamos hablando de unas 1.500 que tiene unos costes a futuro”, dice Bernal. “Las fusiones es cierto que generan sinergias pero en el momento que llegan hay que hacer frente a los costes”, apostilla.

Por otro lado, muchos son los comentarios sobre si los agrupamientos de entidades que estrechan el mapa bancario son o no beneficiosos. Sin embargo, “no hay que alarmarse por una falta de competencia o falta de servicios”, zanja el experto.