Sofía Buera: ''Sánchez podría haber elegido mil destinos, pero ha elegido Marruecos. ¿Qué puede conllevar?''

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La escena es la de un hombre que pasea por el centro de Marrakesh, al sur de Marruecos. Viste camisa blanca semi remangada y por fuera del pantalón vaquero, unas grandes gafas de sol y una gorra tipo inglés de color biege, así como una boina de las que se llevan ahora. La han popularizado Villarejo o los Peaky Blinders.

Cualquiera diría que este hombre quiere pasar desapercibido mientras camina acompañado de un señor con chilaba blanca y el tradicional gorro rojo marroquí que bien podría ser un guía local. A su lado, dos chicas jóvenes y una mujer.

Visto así, podría tratarse de un turista más a la caza del chollo en un bazar árabe pero. No es un turista más, es ni más ni menos que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado de su familia. La imagen ha sido tomada de estrangis mientras visitaba una de las plazas céntricas de la ciudad.

Que los Sánchez disfruten de una vacaciones familiares no tiene nada de especial. Están en su derecho, faltaría más. Dicen desde Moncloa que se trata de un viaje privado que se ha efectuado en vuelo comercial. Vamos, que esta vez no ha ido en Falcon.

Que los Sánchez veraneen en Marruecos tampoco tendría que suponer mayor problema. Zapatero y González, ambos socialistas, ya veranearon alguna vez allí, aunque desde 2012 ningún presidente español había vuelto por vacaciones al país alaui.

¿Por qué entonces levanta tanta curiosidad este viaje? Porque precisamente la sombra de Marruecos ha estado presente en toda la legislatura de Sánchez. Ha marcado la política exterior de España y no sabemos hasta qué punto ha podido condicionar la interior.

Estoy hablando del caso Pegasus sobre el espionaje que denunció el propio gobierno, a los móviles de varios ministros y del propio presidente entre 2020 y 2021.

Nunca se ha aclarado quién estaba detrás pero desde el Parlamento Europeo, una comisión de investigación señaló precisamente a Marruecos como posible responsable. Ahí quedó el asunto y judicialmente este caso se ha dado por archivada este mismo mes de julio ante la falta de colaboración de Israel, que se ha negado a dar información sobre los clientes de Pegasus, que es un software israelí.

Nunca hemos sabido qué tipo de información se pudo obtener de ese hacke de los móviles del Gobierno. Pero casualidad o no, justo un mes antes de todo el escándalo, España había anunciado un giro histórico de 180 grados en la cuestión del Sahara, posicionándose del lado marroquí y rompiendo relaciones con Argelia.

Entre medias tuvimos la crisis diplomática abierta cuando el líder del Frente Polisario Saharaui, Brahim Ghali, fue tratado en España de una enfermedad y de forma chapucera el gobierno español trató de mantenerlo en secreto para que Marruecos no se enterase. Cuando se hizo público, casualidad o no, se produjo un asalto masivo de miles de personas por la frontera de Ceuta ante la pasividad de las autoridades marroquíes.

Casualidad o no, todo esto habría coincidido con los pinchazos a los móviles del Gobierno. Si te pones a juntar todas las piezas, casi sale un círculo perfecto.

Con todo este lío, anda que no hay lugares en España, o en el mundo, para pasar unas vacaciones sin levantar suspicacias, y seguro que Pedro Sánchez no tiene problemas para viajar a ninguno de ellos. Pero, casualidad o no, ha elegido Marruecos.

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