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Se confirma que no hay forma de ponerle freno a los precios y que la inflación es, y será, uno de los problemas más serios a los que tiene que hacer frente la economía mundial, la europea y, especialmente, la española.

Este jueves, Eurostat, la oficina comunitaria de Estadística ha dado a conocer la evolución de los precios durante el pasado mes de julio y se confirma que la tendencia alcista continúa: en la zona euro la inflación subió tres décimas y se situó en el 8’9%. Se trata del mayor encarecimiento de toda la serie histórica pero además esa cifra es cuatro veces mayor que el objetivo de estabilidad de precios del Banco Central Europeo que está en el 2%. Es decir, nos espera una fuerte subida de los tipos de interés.

También es preocupante el incremento de la inflación que excluye la energía, los alimentos o el tabaco y el alcohol y que sigue en niveles récords del 4%. Esto significa dos cosas: por un lado, que las subidas ya están instaladas en todo lo que nos rodea; y por otro, se confirma que estamos ante un problema que no es puntual. Se trata de un desequilibrio más grave y profundo.

Y si ponemos el foco en nuestro país, los datos son aún peores: la inflación sumó 7 décimas en tan solo un mes y roza ya el 11%. Somos el tercer país de la zona euro con los precios más altos. Solo nos superan Países Bajos y Grecia. Además, aumenta en casi dos puntos porcentuales el diferencial desfavorable con respecto a la media europea. Es decir, los españoles somos más pobres que otros ciudadanos europeos porque perdemos más poder adquisitivo.

A esto hay que añadir el encarecimiento de los préstamos por la subida de los tipos de interés: para empezar, los que tienen una hipoteca variable ya van a pagar de media unos 750 euros más al año tras el incremento de medio punto que aprobó el mes pasado el BCE, pero es que esto no ha hecho más que empezar. El precio del dinero va a seguir subiendo para intentar contener los precios. En Estados Unidos, por ejemplo, ya van por la tercera subida de tipos y eso que tienen menos inflación que en Europa.

Y ya en el ecuador del verano los que empiezan a hacer cuentas son los padres de los ocho millones de alumnos que en septiembre retomarán las clases: de media el coste por cada estudiante será de unos 900 euros, casi tres veces más que el curso pasado.

Aquí la culpa no solo es de la inflación: según explican a COPE desde las asociaciones de padres y alumnos la nueva ley educativa aprobada por el gobierno de Pedro Sánchez va a impedir que los libros pasen de unos hermanos a otros y esto supondrá un mayor desembolso que otros años. Entre unas cosas y otras la tradicional cuesta de septiembre va a ser este año un precipicio.