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El Consejo de Ministros ha aprobado la declaración de zona catastrófica para los territorios afectados por grandes incendios. Si nos atenemos a los últimos datos, hablamos de 50 fuegos con más de 500 hectáreas quemadas en España.

Quien solicita la declaración de zona catastrófica es cada Comunidad Autónoma, aunque es el Consejo de Ministros, el Gobierno, quien da (o no) luz verde.

Según la propia ley, la declaración se otorga cuando el suceso "perturba gravemente las condiciones de vida de la población en un área geográfica determinada" porque ha producido daños materiales o personales o paralizado algún servicio público esencial.

¿Qué tipo de ayudas son? Muy en general, existen dos tipos: para daños personales y materiales.

- Los personales cuando hay fallecimientos o se produce una incapacidad.

- Las ayudas para daños materiales se otorgan para bienes que tienen que estar asegurados. Son compatibles con otras indemnizaciones, pero la suma total de las ayudas no puede superar el valor de lo que se ha perdido. Se otorgan a viviendas y explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales y de acuicultura marina.

Además, los Ayuntamientos afectados y los particulares que hayan colaborado en las tareas de limpieza o de desescombro también pueden ser compensados.

Hay también ayudas fiscales que pueden eximir del pago del IBI, la reducción del Impuesto sobre Actividades Económicas o suspender cotizaciones a la seguridad social.

Dicho así, parece que está todo bastante claro. El gobierno de turno queda muy bien aprobando las ayudas y todos contentos hasta que llega el momento de gestionarlas, solicitarlas o cobrarlas.

Ahí ya entramos en una maraña administrativa que implica a Comunidades Autónomas, Ministerios, Ayuntamientos, las compañías de seguros, peritos, el consorcio, informes de daños, documentación asociada, reclamaciones, gestores, facturas...

El gobierno se puede dar toda la prisa del mundo para hacerse la foto anunciando ayudas, pero otra cosa es cuándo se van a cobrar. Este mes de agosto las localidades de Boca de Huérgano, en León, y Pedro Bernardo, en Ávila, han sufrido estos grandes incendios forestales. Sus alcaldes son David Segovia y Tomás de la Sierra. A pesar de los anuncios tienen pocas esperanzas en obtener a tiempo las ayudas que necesitan.

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Al final, el ciudadano particular, el empresario o el Ayuntamiento de turno son los tienen que adelantar el dinero para empezar a levantar cabeza tras un incendio, una inundación o una gran nevada, como fue Filomena. Ya después, si hay suerte, llegará alguna ayuda.