La única llave es la fe

Durante los largos años de la guerra nunca aceptó abandonar a su pueblo en el norte de Siria, en la provincia de Idlib, fronteriza con Turquía

00:00

La única llave es la fe

Redacción digital

Madrid - Publicado el

2 min lectura

Hace pocos días fue ordenado vicario apostólico de Alepo el franciscano Hanna Jallouf, que es ya el pastor de todos los católicos de rito latino que permanecen en Siria.

Durante los largos años de la guerra nunca aceptó abandonar a su pueblo en el norte de Siria, en la provincia de Idlib, fronteriza con Turquía, donde aún dominan los rebeldes al régimen de Assad. Allí fue testigo de numerosos abusos: exigencia de impuestos, confiscación de propiedades y casas vacías que fueron ocupadas por los milicianos. Aun así, consiguió mantener canales de contacto con los grupos armados. Le obligaron a no tocar las campanas y a cubrir las estatuas de la Virgen y de los santos. También le prohibieron enseñar la doctrina cristiana en la escuela.

Pero consiguió mantener abiertos la parroquia y el convento. En octubre de 2014 fue secuestrado por los yihadistas del Frente Al Nusra, junto con algunos feligreses, debido a la denuncia que se atrevió a presentar ante un tribunal islámico de las expropiaciones y saqueos que sufría la parroquia. El padre Jallouf, y más tarde sus feligreses, fueron puestos en libertad a los pocos días, y se ganó el respeto de los ocupantes que ahora incluso le han felicitado por su nombramiento. Su historia parece sacada de una leyenda.

Al recibir la noticia de su nombramiento se vio indeciso, porque ni las balas ni los secuestros le habían separado de su gente del norte. Entonces rezó, y entendió que el Señor le decía: “este pueblo es mi pueblo, este rebaño es mi rebaño, no el tuyo. Y yo te quiero para otra misión”. Su primer desafío consiste en infundir coraje a sus hijos, “porque la guerra casi ha logrado que incluso los cristianos pierdan el sentido de la vida”. El otro reto es visitar todas las parroquias y congregaciones que trabajan en el territorio, para comunicarles que su responsabilidad no es solo de tipo social, sino sobre todo espiritual. Hanna Jallouf es ahora el padre de un pequeño resto, el guardián de una casa de paz que es la Iglesia, donde sólo la fe, no las armas, es la llave. Como ha demostrado a lo largo de años oscuros.

Programas

Último boletín

05:00H | 12 MAY 2025 | BOLETÍN