Esta tarde tendré el gusto de presentar un acto de la Plataforma NEOS en la Fundación Ramón Areces, en Madrid, en memoria de tres grandes figuras que nos han dejado en pocos meses. El historiador Fernando García de Cortázar, el científico César Nombela y el médico Justo Aznar. Los tres vivieron sostenidos por la fe, desde la que contribuyeron a generar una cultura marcada por el amor a la libertad y el respeto absoluto a la dignidad de toda persona.

El jesuita García de Cortázar fue un historiador enamorado de España. Frente a las falsas memorias (se llamen históricas o democráticas), quiso recuperar una historia de la que podemos sentirnos orgullosos, sin endulzamientos ni leyendas rosas. Su compromiso con la verdad, la justicia y la libertad en el País Vasco, le llevaron a ser una voz fuerte frente al terror de ETA.

César Nombela fue presidente del CSIC, rector de la UIMP y miembro del Comité de Bioética. Fue un hombre de fe y de ciencia que no dudó en arriesgar su fama y su prestigio merecidamente ganados, por defender la dignidad de la vida humana en cualquier circunstancia.

Justo Aznar fue Jefe de Patología del Hospital Universitario La Fe, Director del Observatorio de Bioética de la UCAV. Incansable defensor de la vida en todos los foros, fue presidente de la Federación Española de Asociaciones Provida. En la familia del Opus Dei aprendió a vivir en este mundo con la mirada puesta en Dios.

La verdad y la belleza tienen que hacerse carne para ser reconocidas, para suscitar su atractivo, para generar una cultura nueva. Así ha sucedido con estas tres personas que hoy recordamos con gratitud porque nos muestran que “no estamos abocados ni al vacío ni al absurdo sino a la esperanza”.