Sólo podemos mirar a la cruz
José Luis Restán reflexiona sobre el legado que ha dejado un hombre muy querido en la archidócesis de Los Ángeles

José Luis Restán
Publicado el - Actualizado
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Todos recordamos aquella frase irónica de nuestra genial Teresa de Jesús: “Señor, si tratas así a tus amigos, no me extraña que tengas tan pocos”. ¿Quién no ha pensado así alguna vez ante un Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos, y caer la lluvia sobre justos e injustos? Digo todo esto al hilo de la noticia de que el obispo auxiliar de Los Ángeles, David O’Conell, conocido como el “pacificador de la ciudad”, un hombre de cuya bondad todos se hacen lenguas, que se ha batido por los pobres y los desamparados, fue asesinado el pasado sábado en su casa.
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