Yo no me iré

José Luis Restán reflexiona sobre la lección que San John Henry Newman dio a una admiradora sobre su pertinencia a la iglesia católica

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José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

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Enfadarse con lo que sea es una prerrogativa que cada uno guarda celosamente. Enfadarse con la Iglesia es un deporte que priva a algunos católicos. No es que falten motivos para el disgusto en un cuerpo tan amplio que surca las aguas de la historia desde hace más de veinte siglos. Lo que un católico no puede hacer es mirar esos motivos de irritación, grandes o pequeños, desde fuera, como si él fuese completamente puro e inocente. Y menos aún puede mirarlos olvidando que pese a tantos fallos humanos, incluidos los del enfadado, que nunca los suele ver, en la Iglesia recibe todo lo necesario para vivir plenamente, y lo recibe, además, completamente gratis.

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