Inmaculada
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 8 de diciembre

Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 8 de diciembre
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Acaba de publicarse un libro con 56 homilías inéditas de Benedicto XVI, pronunciadas “en privado”, solo para la “familia pontificia” formada por sus secretarios y la comunidad de consagradas de los Memores Domini que le atendieron durante su pontificado y también después de su renuncia. Sorprende el cuidado con que preparaba estas homilías que no pensaba publicar, su luminosidad, belleza y concreción. Todas ellas están profundamente radicadas en la Palabra de Dios y en la enseñanza de los Padres, sin dejar de tomar en cuenta las circunstancias presentes. El libro se titula “El Señor nos lleva de la mano” y ha sido publicado por Ediciones Encuentro.
La última de esas homilías fue pronunciada en la solemnidad de la Inmaculada del año 2013, pocos meses después de su renuncia al pontificado. En ella se refiere a la idea tan extendida de que una vida interesante e intensa necesita sazonarse con algo de mal, o sea, que el pecado (dentro de un orden) hace de nuestra vida una aventura chispeante. Benedicto XVI cuenta que en aquel momento estaba leyendo la vida de Don Bosco y le parecía una aventura mucho más rica y bella que cualquier aventura que suponga ceder a la mentira y al mal. Y eso lo ve aún mucho más claro en María: “¡qué aventura!, ser invitada a ser Madre del Hijo de Dios, ¡qué desafío! Y después el nacimiento de Jesús en Belén, la huida a Egipto, la vida cotidiana en la sencillez y la profundidad, la Cruz, la Resurrección, estar junto a los discípulos en el Cenáculo y el comienzo de la Iglesia… La aventura con Dios es la que nos abre a la vida verdadera con toda su grandeza”.
Que María sea Inmaculada, es decir, que está totalmente definida por su relación con Dios, no sólo no la aleja de nosotros, sino que nos permite dirigirnos a ella con confianza absoluta. Ante las dificultades, María nos dice: “¡ánimo, elige la vida!, elige el amor, elige la verdad, elige a Dios”. Esta mujer ha ido cada vez más al fondo de la humanidad, concluye Benedicto en esta homilía que, afortunadamente, ha dejado ya de ser “privada”.



