Un amor para lo imposible
Escucha la Firma de José Luis Restán del lunes 13 de octubre

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Ya tenemos el primer documento del pontificado de León XIV, la Exhortación Apostólica “Dilexi Te”, sobre el vínculo esencial entre el amor a Cristo y el amor a los pobres. Es un texto que ya estaba en el telar cuando Francisco fue hospitalizado, y León ha querido retomarlo y completarlo, imprimiéndole su sello personal. De su lectura surge una primera evidencia: la conmoción que provoca el encuentro con Cristo cambia nuestra mirada sobre el mundo de arriba abajo, nos hace vibrar frente a la vida de cada hombre y mujer, frente a su deseo de felicidad y de justicia, porque cada uno ha valido nada menos que la encarnación del Hijo de Dios. León XIV traza un imponente recorrido que arranca con los profetas de Israel y atraviesa la entera historia de la Iglesia para mostrar que la fe, cuando está viva, suscita un ímpetu creativo de caridad que a veces puede ser como un susurro y, otras, un vendaval que incluso cambia las condiciones históricas.
No fue precisamente la Teología de la Liberación, sino los grandes Padres de la Iglesia, quienes acuñaron la formulación de que “los pobres son el tesoro de la Iglesia”. Porque Jesús quiso identificarse con su necesidad: “cada vez que deis un vaso de agua a uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hacéis”. Porque en sus heridas del cuerpo y del alma trasluce, sin posibilidad de maquillaje, la radical necesidad que todos tenemos de ser salvados; y porque no podemos estar tranquilos si una parte de nuestro cuerpo sufre.
Concluyo con unas palabras del Papa León al final de este texto: “el amor cristiano supera cualquier barrera, acerca a los lejanos, reúne a los extraños, familiariza a los enemigos, atraviesa abismos humanamente insuperables, penetra en los rincones más ocultos de la sociedad. Por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible”. Claro que ninguno de nosotros tenemos esta energía, es Él quien nos la da, porque como reza el título de esta Exhortación: “Dilexi Te”, Yo te he amado.