Pues parece que no aprendemos. Las residencias de ancianos, el mayor foco de muertes por COVID durante la pasada primavera, vuelven a estar en el punto de mira por lo mismo. Parece mentira pero de nada han servido las 20 mil muertes que se estima que se han producido en ellas por coronavirus. Porque tres meses después éste ha entrado de nuevo en ellas. O a lo mejor es que nos confiamos y nunca se fue del todo. Tenemos el caso de la de Burbáguena, en Teruel donde los contagios llegan a los 82. Los fallecidos a seis. Pero es que el centro no tiene ni cien residentes. En las últimas horas hemos conocido también el brote originado en otra residencia en este caso situada en San Martín de la Vega, en Madrid. Aquí hay un fallecido y 47 positivos entre residentes y personal del centro. Y también hay un nuevo brote en la mayor residencia de ancianos de Mallorca. Es un goteo constante, un suma y sigue.

Gobierno y Comunidades Autónomas se reunieron este pasado martes para fijar una postura única sobre qué hacer cuando en este tipo de centros se de un brote. Y la verdad es que para lo que han acordado, ya les digo yo, que cualquiera de nosotros con un poco de sentido común lo hubiésemos escrito en un papel allá por el mes de marzo, sin tener que esperar casi cinco meses. Sin tener que dejar por el camino a 20 mil de nuestros mayores. Lo que han decidido es un registro único de contagios, que se hagan test periódicos a los residentes y al personal de estos centros, aislar a los casos nuevos, o buscar a sus contactos. Qué lentitud para decidir esto. Cinco meses. Al final como en todos pues la mayoría de centros deciden actuar por su cuenta y tomar sus propias medidas. En 'Herrera en COPE' hemos hablado con José Augusto García Navarro. Es presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Él mismo nos confesaba que no entiende esta respuesta tan tardía.

“La primera muerte que tenemos por coronavirus es una persona de 99 años en la Comunidad de Madrid que se produce el día 3 de marzo de este año. La reunión de acuerdo de las Comunidades Autónomas y el Ministerio de Asuntos Sociales de España se produjo hace dos días”, ha apuntado.

Y del Rey emérito se sigue hoy hablando. Este fin de semana está previsto que los Reyes lleguen a Palma de Mallorca para pasar su habitual estancia en el Palacio de Marivent como también ya ha llegado, pero en este caso a Lanzarote, el presidente del Gobierno. Dos cosas a resaltar: la primera la falta de tacto. Dos días después de que Don Juan Carlos comunicara su marcha de España no se le ocurre otra cosa a Pedro Sánchez que pasar sus vacaciones en La Mareta, ese palacio situado en Lanzarote que el Rey Hussein regaló al hoy emérito en 1989 y que dos décadas después la Familia Real cedió a Patrimonio Nacional. El mensaje desde luego que Sánchez envía no es el más conveniente. Que yo sepa cuando era líder de la oposición veraneaba en Almería. Pero claro, uno llega a la Moncloa, y ya lo que quiere es saltar de Palacio a Palacio.

Y el otro asunto, que quería resaltar, es que nuestro presidente juega a dos bandas. El martes mostrando su respeto hacia la decisión de don Juan Carlos de irse y hoy a insistir en una carta a la militancia que 'nadie puede sustraerse a la acción de los tribunales ni a rendir cuentas de su conducta' pero a renglón seguido hacer una encendida defensa de las instituciones que emanan de la Constitución. ¿Hace falta en insistir un día y otro sobre el mismo tema? Sánchez un día se muestra como el viejo PSOE y al siguiente como Pablo Iglesias. Por cierto hoy Herrera en ABC reconstruye la marcha de Don Juan Carlos. Esa conversación con don Felipe en la que le comunica su marcha. Invita Herrera a leer bien la carta porque el Rey emérito podría regresar a su casa si la Fiscalía concluye que no hay motivos para pedir su procesamiento.