José Antonio Primo de Rivera ya se encuentra en el cementerio de San Isidro, en Madrid

Se ha completado el traslado. Los restos de José Antonio Primo de Rivera ya se encuentran en el madrileño cementerio de San Isidro. Tal y como te hemos contado en 'Mediodía COPE', los restos de Primo de Rivera permanecieron desde 1959 en el Valle de los Caídos. Su exhumación se debe a la aplicación de la ley de Memoria de Democrática, con la que también se trasladó el cuerpo de Franco en octubre de 2019.

Los trabajos para la exhumación de Primo de Rivera de la basílica del rebautizado Valle de Cuelgamuros se han llevado a cabo desde las seis de la mañana, a puerta cerrada, y han finalizado cerca de las 13 horas, cuando el coche fúnebre ha salido del recinto de la abadía benedictina camino de la capital.

El coche fúnebre con los restos de Primo de Rivera ha entrado en el camposanto, el más antiguo de Madrid, escoltado por la Guardia Civil y acompañado por una larga comitiva donde viajaban los familiares del fundador de la Falange. Han sido ellos quienes han decidido que los restos de José Antonio reposen a partir de ahora en San Isidro, junto a otros familiares enterrados allí.

Incidentes con un grupo de falangistas

A la llegada del coche fúnebre, la Policía ha tenido que contener, para evitar que sobrepasaran el cordón de seguridad, a los simpatizantes que se encontraban concentrados a la entrada del cementerio, quienes han entonado el "Cara al sol", himno de la Falange, y han coreado el nombre de su fundador.

Más de un centenar de personas, entre ellas muchos curiosos, esperaban desde primeras horas de la mañana a las puertas del cementerio de San Isidro, en un ambiente de cierto malestar por la exhumación y la actitud de la familia de Primo de Rivera.

Algunos de los concentrados acusaban a la familia de Primo de Rivera de no haber "luchado" lo suficiente para impedir la exhumación, que, además, calificaron de medida electoral a poco más de un mes para los comicios.

La Ley de Memoria Democrática aprobada el año pasado impide la presencia de restos mortales en ningún lugar "preeminente" del recinto, como era el caso de Primo de Rivera.