Existe gente, y cada día más, que no es capaz de desconectar de su trabajo ni cuando se va de vacaciones. Es más frecuente esa especie de ''síndrome de no desconectar''. Dejas de ir a tu puesto de trabajo, pero te llevas el móvil y el ordenador. 

Este jueves en 'La Tarde' en COPE, el psicológo Ángel Torralbo explica este fenómeno cada vez instaurado en la población. ''Es una realidad en muchas personas, no es nuevo, pero es una pena. Va en contra de los principios de cuando estés haciendo algo, dedícate a eso, si estás trabajando trabaja todo lo que puedas, pero si estás de vacaciones, desconecta. El cerebro lo necesita y el trabajo también. Hay personas que no hacen ese esfuerzo por desconectar y de esa forma siempre hay una parte de ti que se queda atrapada en el trabajo'', afirma el psicólogo. 

''Estar pendiente siempre del trabajo no siempre es un exceso de responsabilidad. Muchas veces es una inercia que tenemos tan arraigada que no somos conscientes que esto puede ser un problema. El estrés es conscecuencia de un trabajo excesivo, pero ese propio estrés nos lo llevamos sin darnos cuenta de vacaciones porque estamos realmente enganchados. Da mucho miedo desconectarse. Y es algo que nos atrapa y que nos deteriora, existe un desgaste porque aprendemos a convivir con una serie de síntomas que son los procesos de estrés, que a largo plazo deterioran incluso fisiológicamente'', explica Ángel.

Para superar esta adicción el psicólogo recomienda que ''debemos superar esa idea de la eterna conexión. Si estamos de vacaciones hay que hacer cambios y tomar decisiones. La primera y muy sabia sería cortar con todo aquello que sea incompatible con el descanso. Hay que ser firmes y tomar la decisión de desconectar, por nuestra salud y por el trabajo. Existen personas que no dejan de trabajar porque se aburren y no saben disfrutar'', cuenta el psicólogo en 'La Tarde' en COPE.

''Para desconectar de verdad se necesitan más de dos semanas. Con tres semanas se suele tener suficiente. Dejar de trabajar 10 días no te da la sensación de desconectar'', concluye Ángel Torralbo.