Una psicóloga revela cuál es el detalle que nos ayuda a reducir el estrés cuando estamos en la playa: "Tiene que ver con los ritmos biológicos"
La psicóloga Macu Gortázar explica en ‘La Tarde’ los beneficios psicológicos de la naturaleza y el turismo rural
Madrid - Publicado el
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Las vacaciones de verano suelen estar asociadas con desconexión y descanso: la arena entre los dedos, el sonido del mar, o incluso el aire puro tras una buena ruta por la montaña. También hay quienes encuentran la calma en el ritmo pausado del pueblo, ese turismo rural que sabe a tradición y a reencuentro.
Más allá del simple descanso físico, un cambio de ritmo en nuestra rutina o un contacto con la naturaleza tiene un gran impacto en nuestro bienestar. La psicóloga Macu Gortázar explica cómo estos diferentes entornos nos ayudan a descansar y se pueden convertir en auténticas recetas para nuestra salud, tanto mental como física.
La importancia de cambiar el “chip”
La experta explica que, más allá del ocio, alejarse de la rutina diaria durante una temporada tiene un profundo impacto en nuestro bienestar, ya que el simple hecho de cambiar de temperaturas, de ambiente, o incluso alejarnos del ruido propio de las ciudades, desconecta al cerebro de “asociar una serie de sentimientos, de emociones o de pensamientos que tienes ligados a tu casa”.
Grupo de personas caminando por la montaña
Este cambio de chip es el que nos permite pasar a otro entorno donde “todo eso se desconecta” y tomarnos el “permiso de poder descansar”, afirma la psicóloga. Independientemente del descanso físico, “son varios elementos que hacen que esa escapada a ese pueblo o ese determinado lugar, se nos haga placentera”, y nos ayude a liberar la mente de la rutina que llevamos durante prácticamente todo el año.
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Aparte de los beneficios psicológicos evidentes, Macu señala que estos lugares tienen mucho que ver con “la asociación de recuerdos: una serie de vivencias muy buenas, muy bonitas o muy especiales”, porque aunque no tengan nada en sí mismos, hacen que ese lugar, de alguna manera, “se vuelva especial”.
El poder del mar y la montaña
Si nos adentramos en los beneficios, en este caso del mar, la psicóloga destaca su poder a la hora de encontrar esa paz o esa tranquilidad, explicando que “estar cerca del mar baja la tensión y eso hace que nuestras pulsaciones y nuestros ritmos biológicos vayan más lentos", lo que ayuda mucho a los niveles de estrés.
Por otro lado, subir montañas o hacer rutas por senderos en el monte ofrece una reconexión que “ayuda a pensar mejor o a estar más contigo mismo”, ya que al estar en estos entornos naturales “respiramos otro aire más limpio, con lo cual respiramos mejor”, asegura. Sin embargo, la experta recuerda que la elección entre entre el mar y la montaña depende “del tipo de recuerdos que eso nos evoca”
La esencia del pueblo
Volver al pueblo es sinónimo de regresar a los orígenes, especialmente cuando está cargado de recuerdos, de sensaciones o de emociones familiares: “Conectas con tu parte más infantil, con tu capacidad de disfrutar de otra manera”. Aunque sí que es cierto que, de alguna manera, podemos llegar a conectar con recuerdos que a veces no son tan agradables, Macu afirma que nos ayuda a “conectar con nuestra propia identidad”.
Familia cocinando
Incluso para aquellos que no tienen pueblo, la experiencia de vivir un turismo rural es beneficiosa porque “los pueblos nos evocan esta sensación de ir más despacio, de disfrutar de la infancia, de ir en bici, de detenerte a ver amigos, y sobre todo de mucho descanso”, y volver a conectar otra vez “con los aromas, con la comida o con las texturas”. Pequeñas cosas que muchas veces, por el ritmo de la ciudad u otro tipo de vacaciones, no nos permitimos.
Gortázar concluye con la idea de que la verdadera desconexión mental está en no aburrirse, no tener un horario fijo y desconectar “del teléfono, de las redes sociales y de la televisión”.