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Pedro Algorta, superviviente del accidente en los Andes: "Nosotros siempre pensamos que íbamos a salir"

Algorta echa la vista atrás y cuenta en 'La Tarde' también que Dios les dio las fuerzas "para que trabajáramos todos los días para poder salir de los Andes"

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Patricia Blázquez Serna
TwitterRedactor de COPE

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 21:44

De las 45 personas que iban a bordo del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en octubre de 1972, tan solo sobrevivieron 16. Durante 72 días, los supervivientes entre todos los jugadores del equipo de rugby Old Christians Club, junto a algunos familiares y amigos, se vieron obligados a sobrevivir entre las montañas. Con temperaturas extremas, sin comida, sin ropa de abrigo, y tomando medidas extremas que les permitieran aguantar un día más hasta que los equipos de rescate pudieran encontrarlos.

Uno de los 16 supervivientes fue Pedro Algorta, quien este martes ha asegurado en 'La Tarde' que se siente "representado" en la película de Bayona, 'La Sociedad de la Nieve'. "Creo que hay hecho un trabajo increíble y estamos totalmente interpretados y representados", ha agregado el superviviente uruguayo. Cuando todo ocurrió, él tenía 21 años, pero él no formaba parte del equipo. Viajaba con sus íntimos amigos Arturo Nogueira y Felipe Maquiarrán. Ambos fallecieron.

En el año 2015, Algorta escribió 'Las Montañas siguen Allí', donde después de muchos años quiso plasmar sus memorias y todo lo que ocurrió en los Andes. "Mi principal objetivo fue dejar las montañas atrás y reintegrarme al mundo", ha asegurado. De hecho, después del accidente, Algorta viajó a Argentina y se quedó allí, alejado de todo lo que había pasado.

Pedro Algorta, superviviente del accidente en los Andes: Siempre pensamos que íbamos a salir

"Durante 35 años no le di atención a lo que me había pasado en los Andes. El tiempo pasa y en un momento dado me di cuenta de que tenía este tema que no había enfocado correctamente, me di cuenta de que era el momento de sacar las montañas del armario y empezar a darles la atención que merecían", ha explicado a Pilar Cisneros y Fernando de Haro. Por ese motivo, 35 años después comenzó a conectar de nuevo "con lo que nos había sucedido cuando éramos mucho más jóvenes en la cordillera de los Andes".

La emoción por lo que no vivió: el camino por la cordillera de Canessa y Parrado

Tras sobrevivir después de 72 días en los Andes, y con tan solo 21 años, Pedro Algorta formó parte del denominado 'milagro de los Andes'. El joven, no obstante, sufrió amnesia tras ser rescatado. A su vuelta, no era capaz de recordar a su novia ni tampoco los días previos al choque del avión. Pese a todo, Algorta ha subrayado que "la memoria cura todo, el tiempo cura todo y va tranquilizando las memorias".

No obstante, ha confesado a Fernando de Haro que aún tiene recuerdes muy vivos, como "las emociones del rescate, los dolores y sufrimientos de los 70 días. De alguna manera los tengo totalmente asumidos y suavizados".

No obstante, la emoción del rescate fue muy fuerte, así como la de pensar que estaban llegando al final del camino. "Un camino que pensábamos que no íbamos a llegar", ha apuntado el superviviente. Aun así, ha alegado que también le emociona profundamente aquellas partes de las que él no formó parte. "Me emociona imaginar a Canessa y Parrado caminando por la cordillera sin saber a dónde iban, solo pensando que tenían que llegar para que ellos y nosotros pudiéramos vivir. Ese tipo de situaciones son las que más me emocionan en el día de hoy", ha admitido, notoriamente emocionado.

Pedro Algorta, superviviente del accidente en los Andes: Siempre pensamos que íbamos a salir

La esperanza, el motor que les mantuvo unidos durante 72 días

Cuando los equipos de rescate fueron finalmente hacia la zona siniestrada y encontraron a los 16 supervivientes, no podían ni tan siquiera imaginar el duro y largo camino que tuvieron que seguir para mantenerse con vida. No obstante, fue la esperanza lo que consiguió mantenerles unidos. "Es lo último que se perdía, siempre pensamos que íbamos a salir, o por lo menos que había una posibilidad", ha confesado.

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"Si hubiésemos sabido que no íbamos a salir, probablemente nos hubiéramos muerto todos. Así que yo te diría siempre tuvimos esa esperanza irracional de que íbamos a poder salir de la montaña", ha contado Algorta. No obstante, para mantenerse con vida durante aquellos terribles 72 días, también tuvieron que tomar decisiones muy duras, entre ellas la antropofagia. Es decir, recurrieron a la carne humana de los fallecidos para mantenerse con vida.

"Si hay alguna persona que se escandaliza, le digo: "Mira, tú no has estado allá". Estoy absolutamente seguro de que esa persona con las ganas de vivir que todos tenemos, hubiera hecho lo mismo que nosotros. Estábamos todos muy tranquilos de que había que hacerlo porque era la única manera de mantenernos con vida. Si hubiésemos dicho que no, probablemente no estaríamos aquí", ha defendido Algorta. De hecho, ha hecho alusión al hambre, que para él se traduce en una "debilidad mayúscula".

Un proceso de tres meses para aguantar el hambre y el frío, a 4.000 metros de altura

Una decisión, como ya han evidenciado los 16 supervivientes, que han defendido y ratificado. Todo ello con tal de alejarse todo lo posible del hambre. Un hambre que, por cierto, los supervivientes experimentaron durante aquellos tres meses. "Te sientes débil. No es que tienes hambre y te duele el estómago. Tienes hambre y estás débil, te cuesta moverte, te cuesta levantarte, te cuesta pensar. Lo único que piensas es en comida, ese es el hambre que te va matando hasta que no tienes ni fuerzas ni para levantarte y solo quieres dormir", ha admitido.

Además del hambre, también tuvieron que aguantar el frío. De hecho, tuvieron que hacer del fuselaje del avión fabricado un lugar seguro, o al menos que les pudiera proteger del frío, para aguantar en las montañas. "Fue un proceso, fue ir acomodando lo que nos había quedado de la cabina del avión para transformarlo en nuestra pequeña casa. Era como un iglú al principio porque se tapó con la nieve rápidamente. Nos permitía estar relativamente calientes dentro, cuando eso sucedía", ha contado.

Pedro Algorta, superviviente del accidente en los Andes: Siempre pensamos que íbamos a salir

No obstante, y pese a convertir los restos del avión en algo parecido a un "hogar" durante aquellos 72 días, el frío "era lo más difícil". Y eso fue, precisamente, una de las cosas que más les costó. "No tengo un registro de frío, no tengo un registro de estar a -30 grados de temperatura. Tienes frío, tiemblas y si estás mucho más fuerte, pues te desvaneces directamente", ha contado en 'La Tarde'.

Dios, otro de los protagonistas de este episodio en los Andes

Pedro Algorta ha contado en COPE que fue precisamente Dios el motor que les ayudó a permanecer unidos y fuertes en las montañas. "Dios estaba con nosotros, en las fuerzas de vivir, en la fuerza que dio a Canessa y Parrado para que salieran a caminar", ha explicado. "Dios se presentaba en la comunidad, en el silencio, en la oración, en el prójimo. En vivir día a día. Ahí estaba. No es que vino de golpe y nos sacó con un acto de milagro, sino que nos dio fuerzas para que nosotros trabajáramos todos los días para poder salir de los Andes", se ha abierto este superviviente.

Otro de los motivos y por el que pudieron salir adelante, fue la unidad de todos los supervivientes. "Fue el deseo individual de supervivencia; cada uno se quería salvar a uno mismo y entendiendo que uno mismo podía salvarse solamente si se salvaban los demás".

Todo esto les hizo trabajar "en comunidad con los demás", intentando estar vivos, juntos. "Día a día, minuto a minuto. Eso nos permitió ir construyendo esa máquina de supervivencia que fuimos nosotros en los Andes".

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