El motivo por el que Fernando, un hombre de 38 años, decidió quedarse a vivir en un pueblo de Soria donde es el único vecino: "No me quejo"
Fernando del Amo ha hecho de este pueblo deshabitado su hogar permanente

Fernando, único vecino de un pueblo de Soria
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En un rincón de la provincia de Soria, en el municipio de Benamira, vive Fernando del Amo, un hombre de 38 años que ha hecho de este despoblado pueblo su hogar permanente. “Vine para cuatro meses y 16 años va a ser ahora que estoy ahí”, cuenta entre risas en una entrevista con el programa La Tarde.
Su llegada fue casi casual. Aunque ya estaba empadronado en Benamira por su vínculo familiar —“estaba mi abuela empadronada y diez más”—, Fernando no residía allí de forma habitual. Fue una llamada inesperada desde la bolsa de empleo la que lo llevó a instalarse. “Tenía 22 años y me llamaron para un puesto en la comarca para menores de 25. No había nadie, así que dije que sí”.
Una aldea con un solo habitante
Al principio, no estaba del todo solo. “Cuando llegué, solo estaba Pedro, que en paz descanse. Llevaba ya 20 años él solo allí. Luego llegamos nosotros, yo con mi pareja”. Durante un tiempo, fueron tres los habitantes del pueblo. Con la marcha de su pareja y el fallecimiento de Pedro en 2018, Fernando quedó como el único vecino permanente. “Desde el 2018-19, yo solo”.
Aunque parezca increíble, no vive completamente aislado. “Mis perros son mi mayor compañía, y también mi padre, que viene bastante. Está jubilado y nació aquí”.

Benamira
una vida sencilla pero plena
A pesar de la soledad, Fernando no lleva una vida de ermitaño. Tiene un empleo fijo en mantenimiento de carreteras, a solo tres kilómetros de su casa. “Trabajo de lunes a viernes, de 7 a 3. La diferencia con mis amigos de Madrid es que yo tardo 15 minutos en llegar, no una hora y media”.
El resto del tiempo lo dedica a actividades que combinan lo tradicional con lo personal: cultiva un pequeño huerto, está rehabilitando un gallinero y construyó un horno de leña durante la pandemia. Además, es aficionado a las carreras de montaña. “Ahora estoy entrenando bastante, porque este fin de semana hacemos una carrera en mi pueblo. Es la primera vez que hacemos algo así aquí”.
Aunque vive solo, Fernando no está desconectado. “Tenemos lo que tienen todos los pueblos: un centro social o teleclub. Somos cerca de 200 socios, cada uno tiene llave. Te sirves, pagas y limpias. Es autoservicio”. Además, muchos antiguos vecinos regresan los fines de semana o en vacaciones. “Lo ideal sería que fuéramos 15 o 20 fijos, para el mantenimiento del pueblo, porque todo lo hacemos entre nosotros”.
HUMOR Y VOCACIÓN ESCÉNICA
Lo más llamativo es quizás su faceta artística. Fernando también es monologuista. “Soy monologuista por obligación, digo siempre. Hablo de vivir solo en el pueblo. La gente no se lo cree cuando digo que estoy solo. Me han llegado a preguntar si somos 20 o 30”.
Ha recorrido media España actuando, aunque en los últimos tiempos ha reducido su actividad. “Compaginar dos trabajos es complicado, y también con lo de mi padre. Pero he estado en Cádiz, el País Vasco, Galicia, Madrid, Cataluña…”.
bENAMIRA, UN ESCENARIO PARA EL FUTURO
Pese a todo, Fernando no se siente ni aislado ni abandonado. “Estoy bastante bien. Si hubiera más gente, mejor, pero no me quejo. No me siento solo”. Y ahora, con iniciativas como la carrera de trail, busca revivir el pueblo desde dentro. “Van ya 125 inscritos. Está muy bien para ser la primera vez. Queremos traer a gente, mover un poco la zona”.
No solo resiste en un pueblo vacío, sino que lo mantiene con vida. Entre el trabajo, el huerto, los monólogos y las carreras, demuestra que vivir solo no es lo mismo que estar solo. Y que, a veces, basta con una sola persona para que un pueblo no desaparezca.