Buscar piso en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, se ha vuelto una misión imposible. Ana y Alberto son una pareja que quieren iniciar una vida en común, pero sus sueldos rondan los mil euros cada uno. Por ello, buscan un piso pequeño de dos habitaciones, ya que al ser de fuera de Madrid, reciben con frecuencia visitas familiares. En un primer momento, pusieron un tope de 600 euros al mes, pero tras meses de búsqueda fracasada, se han visto obligados a subir el precio hasta los 800 euros, lo que les conllevaría tener que aceptar una ayuda familiar para afrontar el pago.

Pese al incremento del tope, la pareja no termina de dar con la tecla. En Vallecas, han dado con un piso de 750 euros que consta de 70 metros cuadrados, pero sin ascensor ni garaje. La inmobiliaria exigía además un mes de fianza y tener avalista con propiedad a su nombre.

En Delicias, vieron otro piso por el mismo precio, pero de menor tamaño. 50 metros cuadrados, dos habitaciones, ascensor… pero sin calefacción. También se dirigieron a Prosperidad: un barrio popular, tranquilo y bien comunicado. El problema es que las viviendas con dos habitaciones superan los mil euros. 

Pese a la entrada en vigor del Decreto Ley de Viviendas en Alquiler el pasado 6 de marzo, que regulaba su precio, los efectos apenas se están notando. El profesor de la Universidad de Icade-Comillas y experto en mercado inmobiliario, Leandro Escobar, ha remarcado en ‘La Tarde’ que “el precio del alquiler en los últimos años ha crecido una barbaridad. El problema es que muchos de estos pisos son realmente apartamentos turísticos, que hasta en los últimos tiempos apenas han estado regulados. Se ha generado una burbuja inmobiliaria en el ámbito del alquiler.”

Un problema que no es exclusivo de España. Alemania por ejemplo, aprobó en 2015 una ley que regulaba el aumento de los precios del alquiler. Una normativa que se actualizó hace unos meses, estableciendo un precio tope del 10% el coste del arrendamiento respecto al alquiler anterior.