El día que el Papa Francisco inauguró el Año Santo fuera del Vaticano: por qué no abrió la puerta en Roma y el significado que tuvo

José Luis Restán explica en 'La Tarde' la razón por la que Francisco, fallecido hoy a los 88 años, convocó un Año Santo que acabaría inaugurando fuera de Roma

El obispo de Salamanca José Luis Retana pide una oración por el Papa Francisco
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Ana RumíRedacción Religión

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Eran las 7 y 35 minutos de la mañana cuando el Papa Francisco fallecía, a la edad de los 88 años. Así lo anunciaba un comunicado emitido por la Santa Sede, en la que expresaban que el pontífice había regresado a la Casa del Padre.

"Una vida dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados", según reza el comunicado de la Santa Sede en la que se comunica su muerte.

La última aparición había sido apenas unas horas antes, desde el balcón de la plaza de San Pedro, donde, ante los 50.000 fieles que ahí se habían concentrado, impartía la bendición 'Urbi et Orbi'.

Después de unos meses en los que su estado de salud se había debilitado bastante, y tras su ingreso hospitalario, el Papa hacía gala de su alegría y fortaleza y aparecía para bendecir y celebrar con los fieles el Domingo de Resurrección.

Con su partida, deja un vacío enorme en el corazón de los fieles, que lo han seguido, apoyado, y han rezado por él hasta el final. En COPE despedimos al que fue uno de los pontífices más queridos.

Un Año Santo que inauguró fuera de Roma

El Papa Francisco fue uno de esos pontífices que se acercaron al pueblo, que tenía gestos de cariño, esperanza, e integración para absolutamente todo el mundo. Ese, sin duda, será una gran parte de su legado.

Por eso, en 'La Tarde' queremos preguntar a nuestros invitados qué imagen o qué gesto de Francisco ha quedado para siempre grabado en sus retinas y por qué eso fue importante.

José Luis Restán ha explicado que hay un momento específico que quedó siempre marcado en su memoria y que explica muy bien qué tipo de persona era el Papa Francisco. Y no es otro que la convocatoria que hizo de un Año Santo.

Papa Francisco

EFE

Papa Francisco

Ahora estamos en el Año Santo de la Esperanza, hubo otro Año Santo que convocó el Papa, el de la Misericordia” comenzaba contando.

Este año no tendría nada a destacar si no fuera por lo que decidió el Papa Francisco: no inaugurarlo en el Vaticano, en Roma, como marca la tradición. “El Papa no quiso abrir la Puerta Santa de ese año en Roma, como es lo natural y lo habitual, lo perceptivo” explicaba.

¿Dónde lo hizo y por qué trasladar esta inauguración? “Lo quiso abrir en la catedral de Bangui, que es la capital de la República Centroafricana, donde hay un gran obispo español, Juan José Aguirre, que ha estado hace poco con nosotros. Quiso abrir esa Puerta Santa” confirmaba José Luis Restán.

Era un país en guerra. Era un lugar donde la Iglesia había protegido a los musulmanes de ser asesinados, porque al mismo tiempo la gente se quería tomar la revancha porque habían llegado milicias yihadistas que habían asesinado a mansalva” explicaba.

Y el Papa quiso estar allí y realizar este gesto de abrir una Puerta Santa en Bangui, una ciudad de la que casi nadie sabe cómo ubicarla en el mapa. Me quedo con esa imagen que dice mucho de este Papa llegado del sur del mundo para sostener la vida de la Iglesia” sentenciaba.

 Jorge Mario Bergoglio: El Papa “del fin del mundo”

“Fueron a buscarlo casi al fin del mundo”: con esta recurrente frase Jorge Mario Bergoglio daba inicio a su Pontificado tras ser elegido en quinta votación durante el segundo día de cónclave.

Era el 13 de marzo de 2013, día en el que la Iglesia abrazó a su 266º Pontífice, el primer Sucesor de Pedro sudamericano y jesuita de la historia. Ni el propio cardenal Bergoglio imaginaba en ese momento un viaje a Roma sin billete de vuelta a Buenos Aires, de la que era su arzobispo.

Papa Francisco

Europa Press

Papa Francisco

En una entrevista, confesó sentirse nervioso a partir del segundo día de cónclave, cuando los cardenales comenzaron a preguntarle por su salud. Cuando le tocó asomarse al balcón ante una abarrotada Plaza de San Pedro, recordaba que no sabía muy bien qué mensaje trasladar al mundo.

“No me atreví a decir que el pueblo me bendijera. Simplemente, dije ‘recen para que Dios a través suyo me bendiga’. Pero me fue saliendo todo espontáneo. Igual que lo de rezar por Benedicto. No sé. No preparé nada. Salió solo”.

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