Los periodistas Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, especialistas de ABC de sucesos, explican este martes en La Tarde cómo funcionan los conocidos como teléfonos encriptados, algo así como el Whatsapp de los narcos. Concretamente, casos como el de Encrochat, una operación en la que también habrían implicados agentes de la Guardia Civil española. Y es que desde hace cuatro o cinco años las investigaciones tradicionales con teléfonos pinchados, balizas y micros en los coches de los narcos empezaron a no tener sentido. No hablaba nadie. Cosa más que rara.

¿Por qué? Porque utilizaban otra forma de comunicarse: teléfonos encriptados, amparados por varias plataformas, a los que era imposible acceder. La criptocomunicación se convirtió en el aliado perfecto del crimen organizado. En 2020, en plena pandemia mundial, se produjo un hito que lo cambió todo. Agentes franceses y holandeses y con el apoyo de policías de varios países, lograron infiltrarse en Encrochat, uno de estos criptosistemas.

Cómo funcionaba 'Encrochat'

La investigación les permitió asistir en directo durante dos meses y medio a la 'sala de máquinas' de miles de delincuentes, una especie de Whatsapp en el que hablaban sin tapujos de asesinar, secuestrar, volcar droga, comprar agentes, lavar dinero. Esa desencriptación, y otras dos posteriores con millones de mensajes han sacado a relucir más corrupción policial en España de la que se intuía. Sin datos concretos, Asuntos Internos de Policía Nacional y Guardia Civil, trabajan para poner nombre a estos agentes que se han pasado al lado oscuro.

“Encrochat fue el primer caso en el que se infiltraron los agentes franceses y holandeses. Funcionaba en móviles Android modificados en los que se instalaba una aplicación de mensajes, se desactivaba el GPS y carecía de tarjeta SIM”, explica Cruz Morcillo en La Tarde. Y es que la cámara y el micro también estan en modo seguro. “Los policías lograron acceder y durante dos meses y medio vieron en directo los whatsapps y fotos que se mandaban miles de criminales hasta que en junio de 2020 la compañía alertó a sus clientes y se deshicieron de los teléfonos. Había unos 50.000, casi todos usados por criminales”.

Una operación que permitió la detención de un millar y sigue habiendo operaciones abiertas en toda Europa gracias a los millones de mensajes interceptados. Un ejemplo: “En Algeciras se había cogido un contenedor con 2.000 kilos de cocaína, no se sabía de quien era la droga hasta que gracias a esos mensajes y cruzando datos se llegó al dueño: el Tigre, estaba refugiado en Dubái y desde allí manejaba la organización”, explica la periodista.

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Parar delitos gracias a los teléfonos encriptados

Durante esos dos meses y medio de infiltración en directo policías de todo el mundo se dedicaron a parar delitos. Por ejemplo, si hablaban de que iban a secuestrar a un individuo en Marbella se alertaba a la Policía de ahí para evitarlo; si contaban que iba a dar una paliza o un vuelco de droga, o incluso un asesinato esa información se repartía al momento.

“A partir de ahí, todo se ha basado en el análisis de millones de mensajes”, explica Pablo Muñoz. Los contenidos están claros porque hablaban con total libertad, sintiéndose invulnerables, pero hay que ponerles nombre. “Gracias a eso se ha detenido a casi una decena de objetivos de alto valor, es decir, criminales de primer nivel; se han encontrado empresas de blanqueo, se ha relacionado a organizaciones y llegado a muchos jefes a los que antes era imposible acceder. Gracias a otra de estas plataformas desencriptadas se conocieron las amenazas de secuestro a la princesa de Holanda, al primer ministro y quiénes estaban detrás del asesinato a plena luz del día de un periodista holandés ejecutado por la Mocromafia”, concluye.

¿Hay agentes corruptos en todas las plataformas?

Además de Encrochat, está la plataforma SKY ECC, que utilizaban criminales de más nivel y estaba aún más extendida y ANOM, está monitorizada en exclusiva por el FBI que también puso parte de la información obtenida a disposición de los agentes españoles. “En su caso, dejaron que estuviera la Guardia Civil un mes trabajando con ellos en San Diego, con resultados espectaculares”, apuntaba Morcillo.

En concreto, la operación Jumita: 1.616 kilogramos de cocaína, 29 detenidos y un botín de 16,5 millones de euros intervenidos, la cantidad más elevada encontrada a una organización. “Su base era el puerto de Algeciras en el que un veterinario del punto de inspección fronteriza y un mozo de Aduanas se comunicaban con mensajes encriptados y permitían la salida de la droga”. No obstante, no se llegó a saber qué guardias civiles concretos ayudaban a la organización, pero sí hablaban de agentes.

Pero, ¿en todas estas plataformas con ese sistema aparecen agentes corruptos? Según los expertos de ABC, el director ejecutivo adjunto de Europol, Wil van Gemert, confirmó cuando se dio a conocer la operación que había "indicios de filtraciones a nivel de los servicios de policía" y que las investigaciones estaban demostrando "claramente el papel de la corrupción en toda la cadena del tráfico ilícito". No hablaba de España, sino de todos los países afectados, también el nuestro. Tenemos un caso reciente. Hajli El Harraj, el jefe del cártel del Sur, al que se atribuye la introducción de más de cien toneladas de hachís y cocaína en nuestro país, fue detenido hace tres meses en Dubái. Se refugió allí tras escapar en junio a la operación Imperium-Corsini en la que cayó su poderosísima organización de narcos. Más de 60 detenidos, entre ellos cuatro guardias civiles, un policía nacional, un aduanero y un ex policía local. Uno de ellos dio al capo el soplo que le permitió huir.