El verano es sinónimo de playa, de tomar el sol, de estar bajo la sombrilla, de bañarse en el mar o la piscina, de terrazas con amigos y, por supuesto, también de andar, de darse largas caminatas por las playas que se pueden extender durante mucho tiempo y que solemos dar descalzos, notando el suave masajeo de la arena y el agua en nuestros pies. Siempre se ha dicho que es bueno andar descalzo sobre la arena, pero parece que hay cierta polémica entre los que dicen esto y los que opinan lo contrario.

María Lozano de la Hoz, podóloga y vicepresidenta del colegio oficial de podólogos de la Comunidad Valenciana, ha desmentido en 'La Tarde' esta opinión asegurando que andar descalzo sobre la arena “es bueno en términos generales”. Esto se debe, según la podóloga, a que “los pies, que vienen constreñidos y estrechados en los zapatos durante todo el año, encuentran por fin la libertad”.

Las grandes ventajas que tiene esta libertad para nuestros pies son varias según la experta, ya que explica que “estimula receptores sensoriales, fortalece la musculatura al pisar sobre una superficie suave, blanda y depresible como la arena, la circulación sanguínea mejora, la piel se tonifica por el efecto del yodo y de la sal y hace trabajar a musculatura que se atrofia durante el año”.

Las precauciones al dar estos paseos

Para los niños caminar sobre la arena también es un buen ejercicio, ya que “desarrollan un nivel de psicomotricidad mayor al experimentar las caídas y el caminar sobre una superficie irregular”, ha explicado María Lozano. Hablamos de una actividad que es, por lo general, muy beneficiosa, aunque para todo suele haber un "pero", que en este caso es que el ser humano no está entrenado para realizar esta actividad de manera prolongada.

La podóloga ha avisado de que “algunas personas por alguna patología no deben hacerlo, por lo menos, durante demasiado tiempo porque cualquier persona diagnosticada con cualquier problema de cadera, rodilla o tobillo no debe exponerse a grandes marchas sin entrenamiento, y caminar por la arena es un esfuerzo mucho mayor de lo que realmente parece”. Parece ser que cuando una persona está acostumbrada a caminar y a realizar esfuerzos físicos de manera regular, esta posibilidad de sufrir una lesión se reduce enormemente.

El problema está en que la arena es una superficie que no es plana, por lo que requiere de tener una coordinación motora y un equilibrio bueno, pero las personas con patologías neurológicas como, por ejemplo, Parkinson, “es un ejercicio todavía más intenso que para el resto de personas”. Al fin y al cabo, el pie es la base del equilibrio del cuerpo, por lo que no debemos arriesgarlo por un sobreesfuerzo con el que buscábamos descanso y placer. La conclusión que se puede sacar de este debate sobre si andar descalzo por la playa es bueno o malo, es que por lo general es bueno, aunque debemos usar el sentido común para saber en qué momentos podría llegar a ser perjudicial.