

"Recorrer kilómetros y kilómetros de campo arrasado que antes era verde es sobrecogedor... toca arrimar el hombro y pensar en la reconstrucción"
Escucha el monólogo de Israel Remuiñán de este martes 19 de agosto
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Llevo toda la mañana recorriendo parte de esta ruta negra de los incendios en España: Ourense, León, Zamora... cuando el monte arde poco importan las fronteras y las comunidades autónomas o la burocracia. No importa quien tiene las competencias, te lanzas a parar el fuego como sea para que no devore tu casa.
Ya son más de 345.000 hectáreas arrasadas en España según el sistema copernicus en lo que va de años. Esas imágenes satelitales que nos ayudan a observar la magnitud de la catástrofe. Son los peores incendios en 30 años. Te prometo que sobrecoge recorrer en coche kilómetros y kilómetros de campo que antes era verde y ahora es negro, todo entre una humareda intensa que se ha instalado como si fuese un día de niebla. El sol tiene un color especial, nunca lo había visto así, pero es de color rojizo porque solo se intuye a través del humo. De hecho es tan espesa la niebla de humo que puedes hasta mirarle fijamente sin que te moleste en exceso.
Nos cruzamos con vecinos que se mueven de un lado a otro para ayudar en lo que haga falta, como las garrafas de agua que lleva el alcalde de Villamartín de Baldeorras. En una aldea de su pueblo se han quemado el 80% de las casas y ni quiera tienen agua potable aún. Muchos vecinos lo han perdido todo… y te digo que aquí ya no importan los colores ni las ideologías ni los partidos políticos, solo los vecinos. El escenario en esa aldea de Ourense parece el de una guerra. Como si hubiese caído una bomba, pero lo más impresionante es que si coges el coche y recorres media hora hasta las Médulas (en la provincia de León) te puedes encontrar algo similar. Tiene que ser algo organizado dicen algunos vecinos. Yo no he visto arder tantos lugares al mismo tiempo, y es que la casa familiar de Rufina allí en las Medulas se vino abajo por las llamas.
Rufina vive en este paraje de las Médulas, las antiguas minas de oro romanas que son patrimonio de la humanidad. Es verdad que el corazón de este lugar ha conseguido salvarse en una buena parte, pero todo lo que le rodea… todo el parque natural con castaños centenarios... ha quedado completamente arrasado. Es negro. También parte del pueblo. Me cuenta Rufina que ya se han acostumbrado a vivir entre esta humareda, pero que los vecinos siguen como en estado de shock. Muchos no salen de sus casas a pesar de haber podido volver a ellas después del desalojo.
Ella perdió la casa familiar, pero conservó la suya por solo unos metros. Gracias a vecinos que se negaron a abandonar el pueblo y se quedaron apagando las llamas con lo que podían, con cubos de agua o mangueras. Esta es la realidad en las Médulas y en Ourense pero si sigues bajando u llegas hasta Astorga te encuentras con una de las cosas que más duele: la incertidumbre. Vecinos desplazados que siguen durmiendo lejos de sus casas… como Julia… me contaba hace unos minutos que esta noche será la segunda que pasen fuera del pueblo, y que lo que más les duele es no saber si el fuego se puede llevar su casa y todos sus recuerdos por delante. Les dicen que el incendio se ha reactivado y ellos solo pueden esperar en la distancia porque es peligros que estén allí... Escucha el monólogo completo de Israel Remuiñán en el audio completo de esta pieza web.
Pues eso… arrimar el hombro y pensar en esta reconstrucción.. ahora es lo que toca. Luego ya será el turno de pedir explicaciones… apoyar a nuestro rural que está abandonado y exigir responsabilidades… para que las cosas cambien… no para que siga igual hasta la próxima oleada de incendios.