

“Casi cuatro años después del volcán de La Palma todavía hay vecinos durmiendo en contenedores... ahora explícale tú a la gente que ha perdido su casa por el fuego que sus ayudas sí van a llegar a tiempo”
Escucha el monólogo de Israel Remuiñán de este jueves 21 de agosto
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Esta semana, después de casi cuatro años, han empezado a retirarse algunos de los contenedores metálicos en los que todavía vivían vecinos de La Palma. Vecinos que perdieron su casa por el volcán. Y decir que se han empezado a retirar algunos de estos contenedores-vivienda deja claro que hay otros que no se pueden retirar. ¿Por qué? Porque sigue viviendo gente. Sí, en Los Llanos de Aridane y El Paso todavía hay vecinos a los que la lava sepultó su casa y que siguen durmiendo en un contenedor metálico.
¿Quiénes son? Pues hay dos tipos de familias: las que, cuatro años después, no han cobrado aún la ayuda por la casa que perdieron —sobre todo por problemas burocráticos—. Y después están las que ya lo han cobrado, pero no les llega: no es suficiente para comprar una casa que sustituya a la que perdieron.
Y tiene que ser cierto, porque no creo que haya familias viviendo por gusto en un contenedor metálico de 50 metros cuadrados que, después de tres meses, empezaron a oxidarse. De hecho, una de las asociaciones de afectados por el volcán de La Palma encargó un informe técnico sobre estas casas provisionales y llegaron a la conclusión de que no cumplían con los requisitos mínimos de habitabilidad. Pues cuatro años llevan allí. Pero es que, si miras a los afectados por la DANA de Valencia, ves que el panorama no es mucho mejor.
Según publica The Objective, el Gobierno solo ha repartido el 37 % de las ayudas que anunció a bombo y platillo después del desastre. Fíjate: anunciaron más de 16.000 millones de euros y solo se han entregado 6.000. Además, más de la mitad han sido cubiertos por el Consorcio de Compensación de Seguros, un organismo que depende del Ministerio de Economía, pero que se nutre de recursos pagados por todos los que tienen contratada una póliza.
Además, el 35 % de las ayudas son créditos ICO; es decir, pides el dinero pero tienes que devolverlo después. Como pasó con muchas ayudas en la pandemia. Y eso es un golpe. Cuando hablas con autónomos, con gente que tiene negocios pequeños, te das cuenta de que muchas veces esto no es tan sencillo como pedir un préstamo, porque cuando se cumple el plazo siguen ahogados.
Si anuncias una ayuda, pues te esperas una ayuda, no un préstamo, por mucho que sea sin intereses. Porque si la DANA, o el incendio, o el volcán te ha arrasado un negocio, ese dinero de la reforma no lo recuperas. Después de estar cerrado durante varias semanas o meses, el agujero es tan grande que el dinero que ingresas cuando abres de nuevo es para vivir.
Bueno, pues el Gobierno ha anunciado que ya prepara un paquete de ayudas para los afectados por los incendios, además de agilizar los trámites para declarar esas zonas como catastróficas. Son 400.000 hectáreas arrasadas este año: la superficie de las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya juntas. Es terrible. También ha anunciado ayudas Fernández Mañueco en Castilla y León: 500 euros directos para los desalojados y hasta 185.000 para los que perdieron su casa.
Anunciarlo está bien, y en parte creo que consuela a aquellos que hoy ven cómo lo han perdido todo. Pero cuando se fijan en otros desastres, en lo que sucede diez meses después en Valencia o cuatro años después en La Palma, pues no hay muchas razones para el optimismo. En España anunciamos muy rápido, pero solemos entregar despacio. En parte por exceso de burocracia y papeleo. Y para quien lo ha perdido todo, no hay nada peor que la espera. Porque la catástrofe arrasa en horas o minutos, pero la burocracia puede condenarte durante años.
Como esas familias de La Palma que aún siguen viviendo en contenedores metálicos. Es que, casi cuatro años después del volcán, todavía hay familias viviendo en contenedores. Ahora explícale tú a la gente que ha perdido su casa por el fuego que sus ayudas sí van a llegar a tiempo.