

"No podemos estar a 12 de agosto y con 40 focos activos poner en marcha una fase de pre emergencia. Es insultante hasta leer esa palabra con dos muertos encima de la mesa"
El periodista de 'La Tarde' analiza cómo están los incendios en buena parte de nuestro país e intenta explicar de quién es la responsabilidad y cómo se puede actuar a tiempo
- 6 MIN
Mircea era mecánico y padre de dos hijos. Era rumano. Pero se ganaba la vida en nuestro país arreglando coches. Había hecho amigos en Tres Cantos y sentía España casi como un hogar, una casa.
Uno de esos amigos era el propietario de la hípica de Tres Cantos y el lunes por la tarde, Mircea estaba poniendo a punto uno de sus tractores. Al terminar, cogió su coche para volver a casa. Vivía a pocos minutos del rancho, pero casi antes de llegar, antes de aparcar, vio el fuego y no se lo pensó dos veces, dio media vuelta.
Sabía que su amigo seguía en el rancho. El fuego estaba cerca y era mayor. Tenía 83 años. Tiene 83 años. Está delicado de salud y Mircea pensaba que necesitaba ayuda. Tenía que echarle una mano para salir de allí y también para poder salvar a los caballos. Así que él volvió a entrar en la hípica, entre una humareda tremenda y en cuestión de segundos una bola de fuego lo devoró.
Cuentan los testigos que el avance de las llamas fue rapidísimo, que el viento soplaba tan fuerte que el rancho se convirtió en un auténtico infierno. Llamaron a los servicios de emergencia, pero los minutos pasaban y la ayuda no llegaba hasta allí, hasta esta hípica de Tres Cantos. Mircea ya estaba en el suelo, no podía levantarse, tenía quemaduras en el 98% de su cuerpo.
Dos horas después, un helicóptero de la Guardia Civil pudo rescatarle, llevarle al hospital. Se lo llevaron al hospital de La Paz, Madrid, pero su situación era tan grave que falleció a la mañana siguiente ayer. No pudieron hacer nada por salvarle la vida, Mircea tenía 50 años.
Este que te acabo de contar es el relato más crudo del incendio de tres cantos en las afueras de Madrid. Un fuego que ahora ya estaba bajo control después de arrasar 2.000 hectáreas de destrozar fincas enteras y llevarse por delante la vida de este hombre que te cuento.
Nosotros estuvimos haciendo La Tarde allí en directo ayer, en esa zona del mapa y te prometo que aún tengo en la nariz el olor a quemado, ese humo que se te clava en las fosas nasales, pero también tengo la imagen de algunos vecinos rotos al ver que habían perdido sus casas.
A ellos les desalojaron rápido cuando el fuego avanzaba a un ritmo de 6 kilómetros en 40 minutos. La última imagen que se llevaron fue la de las llamas a punto de entrar en su urbanización. Algunas casas se libraron por poco, pero de otras solo quedó el esqueleto.
Nos hemos enterado que habíamos perdido la casa al verla por televisión, me contaba una de las vecinas. Era la casa de sus padres, allí tenían sus recuerdos, una parte de su vida. Lo que ha sido un milagro en Tres Cantos es que no haya habido más muertos, porque la virulencia de las llamas y el lugar, esa urbanización tan habitada con un montón de gente este verano pues pues es tremenda, ¿no?
Esta escena que te describo es la de Tres Cantos pero también la de cualquiera de los más de 40 focos activos que sigue habiendo hoy en España, en Galicia, en Asturias, en Castilla León.
Precisamente en este último lugar, en el pueblo leonés de Nogarejas, ha muerto otra persona, uno de los voluntarios que ayudaban en las tareas de extinción, de esos que sin tener conocimiento ni preparación ni medios, se lanzaron a echar una mano para pagar el fuego, tenía sólo 35 años.
¿Qué hace un vecino intentando apagar el fuego? Es tremenda la sensación de impotencia de que todo podía haberse hecho mucho mejor. ¿No podía saberme que en medio de esta ola de calor tremenda España iba arder? ¿De verdad? ¿Esto no se puede gestionar mejor?
¿Cómo es posible que los servicios de emergencia no den abasto? ¿Que los bomberos se quejen de falta de personal o de condiciones precarias o de que no les activen a tiempo? ¿Cómo se explica que un voluntario muera quemado? ¿Con qué cara te pones delante de la familia de este chico y le dices que esto no podía saberse? O que fue mala suerte. No es la primera vez que arde España, no es la primera vez que se queman los montes, y es necesario un plan estatal contra incendios que funcione bien. Y es necesario poner al frente de la gestión a gente que sepa cómo funcionan los montes, cómo se propaga el fuego.
No podemos estar a 12 de agosto y con 40 focos activos poner en marcha una fase de pre emergencia. No. Porque es insultante hasta leer esa palabra pre emergencia con dos muertos encima de la mesa.
Esta fase significa la de pre emergencia, que ahora el gobierno va a facilitar la comunicación entre comunidades para ayudarse entre unas y otras, que va a agilizar la burocracia, los trámites. Ahora, ¿eh? Con España ardiendo. Es similar, me recuerda, lo de si necesitan ayuda que la pidan. Pues claro que la necesitan.
Se siente impotencia porque ni las danas ni los incendios son algo nuevo en España, y hay cosas que no se entienden. Bueno, eso en cuanto a la gestión, pero luego están los locos, los pirómanos. O sea, los que no están locos, pero prenden el fuego al monte por algún tipo de interés.
Varias personas detenidas en las últimas horas por haber provocado algunos de los últimos incendios. En Mont Ventran, en Musilla, a Coruña, en Orense o en Cádiz. A este último le pillaron con dos garrafas de gasolina y un mechero. ¿Qué se les pasa por la cabeza? Hay dos muertos. Y siete heridos graves. Ocho mil evacuados.
Bueno, cerca del 60% de los incendios son provocados. Se han llevado por delante la vida, como te digo, de dos personas, dos hombres que intentaban ayudar en medio del infierno. Y los responsables tienen que pagarlo.
Por cierto, te empezaba contando la historia de Mircea, que el fuego les sorprendió en la hípica, tratando de ayudar, de salvar a los caballos y a su amigo mayor de 83 años. Claro, él era rumano. Allí tiene a su mujer y a sus dos hijos en su país. Y los vecinos y los amigos que tienen han empezado a hacer un crowdfunding, una colecta, para recaudar dinero y poder repatriar la Rumanía. Porque esta familia no tenía dinero para costear ni el viaje ni el entierro. Pues bien, en sólo 24 horas ya han recaudado más de 7000 euros. Mircea descansará en paz en su país, en Rumanía, con los suyos. Porque en medio del horror, por lo menos hay un poco de esperanza.