Marlaska en COPE ha afirmado que la manifestación de ayer en Alsasua en defensa de la Guardia Civil y de la españolidad de Navarra no fue oportuna. Estas declaraciones se producen después de que grupos radicales intentaran impedir la celebración del acto de forma violenta.

Marlaska puede pensar lo que quiere. Tiene perfecto derecho a pensar cuáles son los modos más adecuados de rendir homenaje a la Guardia Civil en un pueblo en que dos de sus miembros sufrieron el ataque de violentos abertzales. Hay destacados líderes del PP que también lo han considerado inoportuno. Pero el ciudadano Marlaska es ministro de Interior del Gobierno de España y entre una de sus funciones esenciales está la de tutelar derechos fundamentales como son el derecho de reunión y de manifestación. No es de recibo que el ciudadano Marlaska no se ponga a favor de aquellos que vieron conculcado su derecho de reunión y manifestación. 

Cuando se han producido intentos de limitar esos derechos con el recurso a la violencia y la toma del campanario de una iglesia, el ministro no puede culpar a los que ejercieron su condición de ciudadanos libres de lo sucedido. El ciudadano Marlaska, que piense lo que quiera. El ministro Marlaska, que defienda los derechos constitucionales.