Vinieron con sus banderas estrelladas, con sus consignas independentistas. Fue el sábado. Hubo guerra de cifras, y la diosa Cibeles los vio pasar como ve pasar tantas otras manifestaciones. ¡A quien se le ocurriría el error estratégico de celebrar una manifestación independentista en Madrid! Una causa más en esa playa de todas las manifestaciones que es Cibeles. Hace unos días, Antoni Puigver, que es una de las mejores plumas de 'La Vanguardia' y que había venido a cubir el jucio en el Supremo escribía: “aquello que en Catalunya da fama, excita ánimos y permite triunfar, en este salón barroco no sirve de nada”. En este Madrid, una manifa más no sirve de nada. La causa independentista se pierde. Aquí se manifiesta todo el mundo.

La manifestación del sábado devaluó el independentismo y desmintió a Puigdemont, que siempre compara a España con Turquía. Quedó claro, como está dejando claro el juicio, que somos un país con una democracia plena. Lo ha recordado esta mañana en el programa de Carlos Herrera el ministro Borrell.

La gente se manifiesta y no pasa nada. Borrrell, al que mandan de vuelta a Bruselas, no ha querido aprovechar la manifestación independentista para hacer campaña electoral contra PP, Ciudadanos y Vox. Pero eso es exactamente lo que ha hecho esta mañana Adriana Lastra, la portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados. Ella ha equiparado la manifestación de los independentistas con la de Colón convocada por Ciudadanos, PP, y Vox cuando el Gobierno apostaba por una negociación bilateral con Torra con relator incluído.

No ha sido una exageración de Lastra. Esta equiparación de independentistas y de partidos de la derecha está en un argumentario preparado por Ivan Redondo en el momento en el Pedro Sánchez convocó elecciones porque los inpendentistas no le dieron sus votos. Es un eje de la campaña y lo vamos a escuchar muchas veces. El PSOE va a decirnos que lo que se escuchaba en Colón es lo mismo que se escuchaba en Cibeles el sábado.

En Colón había banderas constitucionales; en Cibeles, esteladas. En Colón se reclamaba fidelidad a la unidad nacional tal y como está definida en la Constitución; en Cíbeles, se reclama independencia. Las diferencias saltan a la vista, pero el PSOE quiere hacernos creer que la oposición de los últimos meses es lo mismo que el independentismo con el que Sánchez llegó a Moncloa y con el que estuvo dispuesto a negociar.