Faltan cuatro horitas para el debate que no quiso Sánchez, y que puede ser bastante importante en una campaña que ha estado congelada durante la Semana Santa y con ocho millones de indecisos.

Esta noche vamos a tener cuatro bloques de intervenciones y de izquierda a derecha veremos en pantalla a Casado (PP), Sánchez (PSOE), Rivera (Ciudadanos) y Iglesias (Unidas Podemos). Sánchez va a estar rodeado por Casado y por Rivera.

Sánchez, a juzgar por lo que ha asegurado su brazo derecho, sale a enfriar el combate. Ábalos ha sugerido que Sánchez tiene el discurso preparado y que no tiene que preparse mucho. Vamos a ver al Sánchez que vemos desde que se convocaron elecciones.

El discurso preparado supone hablar de la corrupción del PP, de sus ocho meses de gestión que han salvado al mundo y no responder a nada sobre el indulto a los políticos presos o el pacto con los independentistas.

El punto fuerte es que Sánchez es presidente del Gobierno. El punto debil es que ese Pedro Sánchez es Pedro Sánchez, como le dijo Susna Diaz en el debate de primarias de febrero de 2018. Es un hombre que ha dicho muchas cosas y luego las ha incumplido.

Pablo Casado ha querido rebajar las expectativas, ya dijo ayer que esto no va a ser Super Bowl, pero para Casado y para Rivera esta y la de mañana son las dos grandes ocasiones para aprovechar que Pedro Sánchez es Pedro Sánchez.

Pueden hacer lo que hizo Susana Díaz en el debate de las primarias. No les sirve robarse votos entre ellos. Con 8 millones de indecisos, Rivera tiene una mitad de indecisos, a los que dudan entere socialismo y Ciudadanos. Casado a los que dudan entre PP y PSOE, no le sirve intentar convencer a los de Vox.