Esta mañana ha habido sesión de control al Gobierno de la Generalitat en el Parlamento de Cataluña. Es una de las pocas actividades en un Parlament que desde hace meses no hace nada, para controlar a un Gobierno como el de Torra que hace poco, salvo desobedecer.

Torra para la sesión de control se ha cortado el pelo. El pelo corto fue, en la época de la revolución francesa, una garantía de radicalidad. Marat, famoso por pedir más guillotina, era conocido por llevar el pelo a la romana, o sea corto. Y ahora va a resultar que el hombre que hablaba mucho pero nunca incumplia la ley, Torra, es un revolucionario. A estas horas lleva casi 24 horas desobedeciendo por no haber retirado los lazos amarillos. Y en el juicio del Supremo nos han contado que antes del 1 de octibre estaba en la nave donde se guardaban 10 millones de papeletas, suponemos que ayudando a los que iban a desobedecer la ley.

Torra, con el pelo corto, ha insistido en que los lazos amarillos son libertad de expresión

Y Torra ha vuelto a defender su consulta al Defensor del pueblo catalán. ¿Por qué se esconde detrás del defensor del pueblo catalán. Porque ya emitió un voto favorable a los lazos el 3 de septiembre de 2018. Torra está desobediendo pero quizás no sea la primera vez que lo hace. Un Guardia Civil que ha testificado en el Supremo ha confirmado que Francesc Sutrias, y Mercè Martínez Martos,, que acompañaban a Torra están acusados en el juzgado 13 de Barcelona que investiga el procés.

La declaración de los testigos esta siendo muy ilustrativa. Uno de los Guardia Civiles ha contado qué hacián los Mossos que mandaba Forn y el Mayor Trapero. Un comandante de la Guardia Civil ha revelado que los Mossos tenían la "orden" prioritaria de vigilar los movimientos de las Fuerzas de Seguridad del Estado durante la jornada del 1-O.

Y ayer otro Guardia Civil nos contó la violencia que se vivió en otra de las consejería donde hubo registro, la de Exteriores. Pudieron sacar a la secretaria judicial entre "una lluvia" de botellas e insultos y que la multitud estuvo cerca de arrebatarles al detenido, el número dosde la Consejería, Xavier Puig Ferrer

Con el pelo largo o con el pelo corto, los revolucionarios que presuntamente se rebelan contra el pueblo español, o presuntamente malversan su dinero acaban ante los jueces. Y delante de los jueces lo que se vende como una manifestación pacifica o un ejercicido de libertad de expresión acaba, gracias a las pruebas, en un acto violento o en una desobediencia.