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La foto: "La estatua se lleva el dedo a los labios y su petición de silencio parece extenderse"

Escucha la foto del día de Fernando de Haro

Tiempo de lectura:2Actualizado18 mar 2023

La foto que me ha llamado la atención la he visto hoy en la portada del diario El País. Una gran estatua blanca, con una extraña blancura sin perfiles, se levanta en la orilla del río Hudson, al otro lado de Manhattan. Enfrente de esa isla que forma el corazón de Nueva York y que encarna todo lo que es moderno. La estatua, ya digo, de una blancura sin perfiles, muy alta, representa la cabeza y la mano de una chica. La estatua se lleva el dedo a los labios y su petición de silencio parece extenderse por las las ondas azules del río. Al otro lado, los viejos y nuevos rascacielos. Los viejos rascacielos con sus ascensoristas y sus aires de antiguas mansiones verticales, los nuevos con su grandes cristales y sus columnas de acero. Al otro lado en la isla, muchos camiones que van y vienen y muchos señores López, señores Rodríguez, señores Fernández que han llegado de la américa española y que limpian los baños, barren las calles, saludan con humildad y tienen una familia que sacar adelante. Si la isla le hiciera caso a la estatua que manda silencio y callaran las conversaciones se oiría el ruido incesante de las máquinas. Las máquinas en un ajetreo permanente y las personas calladas. Si la isla le hiciera caso a la estatua y guardaran silencio, sucedería lo que ya sucede, pero a mayor escala. El empleado de seguros pensaría 300.000 vueltas al día en la idea e que la empresa en la que trabaja no es justa. La cajera del supermercado pensaría, en silencio, un millón de veces a la semana que su jefe le ha faltado al respeto y a la dignidad. Si hubiera silencio en la isla todas las cabezas de sus habitantes se convertirían en grandes batidoras con ideas fijas y pegajosas sobre la falta o el exceso de amor, sobre las hipotecas pendientes, sobre los éxitos que quedan por alcanzar. Mejor que se hable en la ciudad frenética para que las ideas que colonizan las mentes de sus habitantes no sean obsesivas. Para poder estar en silencio, primero hay que haber sido liberado, desencadenado. El silencio antes de que haya sucedido algo puede ser una condena.



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