Esta historia es muy parecida a la de Ángel Cordero que vivía en un piso en el barrio El Raval, en Barcelona, cuando dos grupos de traficantes ocuparon una vivienda próxima. Desde allí manejaban sus trapicheos con la droga y la situación se volvió tan insoportable que terminó provocando que se mudara.

Son dos barrios separados por 600 kilómetros de distancia, pero la problemática es parecida. En un “narcopiso” el problema no es solo la venta de drogas, además es la gente que entra y sale de las viviendas que acosan a los vecinos o las jeringuillas usadas en las escaleras, o ver personas esnifando en los portales.

Ellos han denunciado ‘pero como no son propietarios no pueden hacer nada ya que los que tienen que hacerlo son los dueños de las viviendas y ellos no viven allí’ coinciden Manuel y Ángel.

Actualmente comprar o alquilar un piso en una gran ciudad es una locura por los elevados precios y en estos barrios pasa lo mismo ya que los alquileres en Lavapiés y El Raval superan los 1000 euros, por lo que la mayoría están vacíos por que nadie puede pagar esas cantidades y los “okupas” se hacen los dueños.

Manuel Osuna lo ha contado a ‘La Noche de COPE’ como presidente de la Asociación de Vecinos "La Corrala" del barrio de Lavapiés y Ángel Cordero como miembro de la Asociación "Acción Raval".

‘En ambos barrios la mayoría de pisos pertenecen a los bancos y estas entidades se despreocupan de los problemas de la comunidad y de los vecinos’ dicen los dos invitados. De esta manera es imposible buscar una solución viable a corto plazo a estos problemas de los “narcopisos”.