Óscar, la borrasca que no alivia la sequía y golpea a la agricultura

En una semana marcada por los estragos de la borrasca Óscar, las intensas tormentas han azotado principalmente el norte y este de la península, dejando a su paso una pregunta inquietante: ¿por qué no deja de llover?

Aunque las precipitaciones han sido constantes en el último mes, lamentablemente no han sido suficientes para la recuperación de los embalses españoles. De hecho, su capacidad continúa disminuyendo lentamente y generando preocupación.

Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, desmiente la idea de que las reservas de agua embalsada hayan aumentado a pesar de las lluvias recientes. Según él, estas precipitaciones han evitado una disminución más acelerada de los niveles de agua embalsada, pero no han logrado revertir la tendencia debido a la alta demanda en esta época del año, especialmente en el riego y otros sectores. Así, aunque algunas zonas se han beneficiado de la humedad y han experimentado una disminución del estrés hídrico, otras regiones ya inundadas se han visto afectadas por fuertes trombas de agua.

En 'La Mañana' de COPE se analizó cómo esta desigualdad ha golpeado al sector agrícola.

En el Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres, las lluvias de los últimos días han devastado casi el 80% de la cosecha de cerezas de este año, según el Presidente de la mancomunidad del Valle del Jerte, José Ramón Herrero.

Las pérdidas estimadas alcanzan los 70 millones de euros en toda la comarca, incluyendo la Vera, el Ambroz y otras áreas productoras de cerezas en el norte de Cáceres. Los agricultores están trabajando en conjunto para declarar la zona como catastrófica, una solicitud que ya ha sido transmitida al Gobierno central por parte de la Junta de Extremadura.

En el Jerte, solo se ha podido salvar el 20% de la fruta temprana que ya había sido recolectada. Esta situación ha dejado en la ruina a numerosas familias que dependen de la cosecha de cerezas. Aproximadamente 11,000 habitantes, que representan el 90% de la población, viven directamente de este cultivo. Para muchas de estas familias, los ingresos generados por las cerezas son su única fuente económica.

Estas pérdidas millonarias también están afectando otros sectores agrícolas.

A la sequía, que ya había afectado al 80% de la cosecha de cereales de secano, se suma ahora la pérdida del 40% de la cosecha de frutas y hortalizas en la campiña sevillana, así como el 25% de la uva en Cádiz. Además, se ha registrado una disminución del 30% en el cultivo de sandía en Lorca, Murcia.

En esta misma región, las lluvias intensas están generando problemas para los cultivos de hortalizas al aire libre, principalmente en la región de Murcia. Sin embargo, los agricultores de Almería agradecen las precipitaciones, aunque consideran que llegaron tarde y solo servirán para aumentar las reservas de agua de cara a la próxima temporada.

Los cultivos de regadío han logrado salvarse gracias a la disponibilidad de agua de riego, mientras que los cereales y los frutos secos sufren pérdidas considerables.

La situación en Zaragoza refleja la desigualdad de las lluvias. En algunas zonas, apenas han caído entre 10 y 20 litros en los últimos días, lo cual no es suficiente para el cultivo de invierno en secano. Los agricultores de esta región estiman que no podrán cosechar nada en estas áreas, mientras que en las zonas de regadío solo podrán aprovechar parcialmente las precipitaciones para los cultivos de verano.

En general, se espera una disminución del 40% en la cosecha durante el verano, lo que obligará a los agricultores a optar por cultivos menos exigentes en agua.

En resumen, las lluvias desiguales causadas por la borrasca Óscar han generado estragos en distintas regiones de España. Aunque han aliviado el estrés hídrico en algunas zonas, no han logrado incrementar las reservas de los embalses, que se encuentran apenas al 47,4% de su capacidad total. Además, han provocado pérdidas millonarias en la agricultura, especialmente en el sector de las cerezas en el Valle del Jerte, donde se estima que el 80% de la cosecha se ha echado a perder.

La sequía persiste y la necesidad de lluvias continuas se mantiene para superar la escasez de agua.