Un experto habla sobre el duelo en el aniversario de la DANA: "Ahora más que nunca hace falta esa ayuda"
Un año después de la tragedia, el psicólogo Valentín Rodil analiza la rabia, la indignación y la ausencia como fases del complejo proceso del duelo colectivo

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Esta semana se ha cumplido un año de la tragedia de la DANA, una efeméride marcada por el homenaje de estado a las más de 200 víctimas. Para analizar la complejidad del duelo, tanto individual como colectivo, el programa La Mañana del Fin de Semana de COPE, presentado por Fernando de Haro, ha conversado con Valentín Rodil, responsable de la unidad móvil de atención en crisis y duelo San Camilo.
El experto ha confirmado la existencia de un duelo colectivo que se manifestó desde el primer momento, cuando los voluntarios acudieron a la zona cero movidos "por la necesidad de hacer algo con este dolor". Rodil explica que, con el tiempo, ese duelo social se ha ido circunscribiendo a los círculos más cercanos a la tragedia en Valencia.
La indignación como motor del duelo
Preguntado por la utilidad de los homenajes, el psicólogo ha afirmado que es fundamental ritualizar la pérdida. Sin embargo, advierte del riesgo de mezclar duelos, como el de los fallecidos con el de las pérdidas materiales o la indignación, lo que provoca que el proceso sea "mucho más turbio, el agua es como más marrón".

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Rodil ha querido profundizar en el significado de la rabia dentro de un proceso de duelo, vinculándola directamente con la palabra indignación. "La indignación es una palabra que viene de dignidad. Me lleno de dignidad y eso me hace existir, me hace ser yo, me hace estar presente, pero además hago presente a mi ser querido", ha detallado el experto.
Sentir indignación es normal, es lo propio de lo humano, porque uno reclama dignidad"
Responsable de la unidad móvil de atención en crisis y duelo San Camilo
Por tanto, ha aclarado, sentir esa indignación "es normal, es lo propio de lo humano, porque uno reclama dignidad". Este sentimiento, que surge al considerar que "es indigno lo que ha ocurrido", forma parte del proceso. No obstante, ha señalado el peligro de que la rabia se desvincule de este sentido y la persona se quede "a vivir en la rabia", pensando que una sentencia o una dimisión política serán suficientes para sanar.
¿Qué queda después de la rabia?
El especialista ha relatado su experiencia en un encuentro con afectados en Paiporta, donde la pregunta central era: ¿por qué después de un año no estoy bien?. En ese espacio se pudo hablar y normalizar el duelo, una vez que "has quitado barro y ahora, pues quedan otras cosas".

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Según Rodil, una vez que la fase de la rabia se atempera, emerge lo más profundo y universal en cualquier tipo de duelo: la ausencia. "Después de la rabia, queda la ausencia", ha sentenciado. Este sentimiento es una constante, ya sea por una catástrofe como la DANA, por lo ocurrido durante la pandemia o tras un suicidio.
El peligro de instrumentalizar el dolor
El psicólogo también ha reflexionado sobre la idoneidad de realizar actos de homenaje justo en la fecha del aniversario. Ha asegurado que "el día que yo no haría un acto sería el mismo día de la muerte de las personas", describiéndolo como un día "muy duro, muy raro", un día que "no tiene nombre" porque el término aniversario "es una palabra que no le pega".
En este sentido, ha advertido que, si se quiere "azuzar la rabia", hay maneras de hacerlo, pero ha insistido en que "esa no es la rabia del duelo". Es crucial distinguir la rabia instrumentalizada de la indignación que reclama la dignidad del fallecido y de los vivos. Una de las personas afectadas se lo resumió en una frase contundente: "Ahora mismo, lo que nos sobran son los eventos".
Ahora más que nunca hace falta esa ayuda"
responsable de la unidad móvil de atención en crisis y duelo San Camilo.
Finalmente, Valentín Rodil ha concluido con una llamada a la acción, subrayando que, si bien es necesario arreglar infraestructuras y hacer justicia, la prioridad absoluta debe ser "sanar esos corazones que todavía siguen destrozados". Su mensaje final ha sido claro y rotundo: "Ahora más que nunca hace falta esa ayuda", insistiendo en la necesidad de acompañamiento psicológico y social una vez que el foco mediático se ha desvanecido.
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