Puede que estés acostumbrado a madrugar los fines de semana, quizás seas cazador. uno entre un millón de cazadores que hay aproximadamente en España según los datos oficiales

Vamos a comenzar diciendo que la caza, regulada, no es una actividad criminal como quieren hacer ver algunos. La caza es una actividad social y económica de primer orden que da trabajo a centenares de miles de personas, casi 200.000 en España, y es vital para algunas comarcas rurales cuyas realidades están alejadas de los grupos animalistas urbanitas.

En España, actualmente, la caza no es una actividad desproporcionada que busca o provoca la extinción de ninguna especie animal. Es una actividad regulada, estrictamente controlada en función de estudios veterinarios o de fauna y flora y donde se persigue y sanciona a quienes se saltan las reglas como cazadores furtivos.

Pero más allá, la caza también forma parte de control del ecosistema. Y si no, que se lo pregunten a los agricultores cuando se enfrentan a una sobre población de conejos o del jabalí. La caza además ayuda a regular el equilibrio entre especies animales silvestres.

Es más, si algo no está claro en la regulación, ahí está la justicia para aclararlo y buena prueba de ello es la decisión del Tribunal Superior de Castilla y León que ha paralizado la actividad cinegética hasta aclarar las especies que entrar dentro de la nueva norma regional. Una decisión controvertida que aviva el debate entre animalistas , cazadores, agricultores o ganaderos. Buena prueba de su importancia a todos los niveles es que la reacción política, a la decisión del tribunal castellano Manchego, ha sumado a PP, PSOE, Ciudadanos, e incluso se lo piensa Podemos, para intentar paliar la situación. No en vano, sólo en esta comunidad la actividad cinegética genera unos 500 millones de euros y da trabajo a 8000 personas en múltiples ámbitos. A nivel nacional el impacto es muchísimo mayor.