La situación general del coronavirus en España exige una peculiar mirada a Cataluña donde este sábado están viviendo la jornada de reflexión previa a las elecciones de mañana domingo. La Generalitat prevé que la situación epidémica haya mejorado más y dan un dato. Se preveía que hubiera 130.000 personas en cuarentena y ahora la cifra se ha reducido a 96.000.

Un final de campaña marcado por el llamamiento al voto por parte de los partidos constitucionalistas para evitar que una alta abstención pueda beneficiar al independentismo. Campaña marcada también por la intención de los partidos secesionistas de hacer de estas elecciones un plebiscito independentista y por el cordón sanitario que los secesionistas han planeado al candidato Salvador Illa para no pactar un hipotético gobierno con el PSC. Esta maniobra le ha dado argumentos al PSOE para volver a la foto de Colón y Pedro Sánchez habla de coalición del odio. Como argumento está bien, lo de las coaliciones del odio si no fuera porque son los mismos partidos independentistas que le apoyaron para ser presidente del Gobierno.

Las últimas encuestas indican una situación muy igualada en la que PSC, Esquerra y Junts per Cat rondarían el 20% de los votos cada uno. Todo incertidumbre en la misma casilla de salida de siempre. En Cataluña hace ya tiempo que la normalidad política es paradójicamente algo excepcional.

En Cataluña hace ya tiempo que la normalidad política es paradójicamente algo excepcional

Tener unas elecciones en plena pandemia y todavía bajo los efectos de la llamada tercera ola no hace más que añadir una enorme gota a un vaso ya repleto de agua turbia. Y en eso se confía, que la gota democrática de este domingo, pueda depurar todo lo demás, y no está tan claro a la vista de las encuestas que el resultado vaya a ser cristalino.

Mañana será un día para hablar de la claves electorales pero hay una que sobre sale frente a todas las demás. La participación, o en sentido inverso la abstención. Por lo pronto, hay un primer indicador bastante claro. El voto por correo ha aumentado un 277% con respecto a las elecciones de 2017. Más de 265 mil personas han votado este año por correo.

Otro de los puntos clave la formación de las mesas electorales. También se ha batido el record de alegaciones para quedar excluido de esa obligación. Se han presentado casi 34.000 y se han admitido el 64%. Todavía quedan miles por resolver, por ejemplo en la provincia de Barcelona, según la Agencia EFE. Mañana domingo habrá además 500 notarios de guardia y las autoridades aseguran que está garantizada la conformación de las mesas electorales pero la sombra de la duda, ahí está.