En los últimos meses han aumentado los casos de la violencia intrafamiliar, el maltrato de hijos a sus padres. Solo durante la pandemia, se presentaron 5.000 denuncias. Cada vez empieza a edades muy tempranas, en torno a los doce años, y da igual la condición social o la edad, ocurre en cualquier tipo de hogar. Estas situaciones comienzan con insultos, después llegan las amenazas y acaban con las agresiones físicas, normalmente el objetivo son las madres, que suelen ser más permisivas. Madres que tienen miedo a perder el afecto de sus hijos si se muestran severas o les niegan caprichos.

Aurora García Moreno es psicóloga y ha explicado en COPE por qué cada vez es mayor el número de jóvenes que agreden a sus padres. Principalmente ha señalado el cambio en el modelo educativo en los hogares, ya que "se ha pasado de modelos educativos con padres muy autoritarios y con poca implicación afectiva a otros modelos en los que los padres crean relaciones más cercanas y en muchos casos son de 'igual a igual', casi sin autoridad", subraya. Una cualidad que según la psicóloga es necesaria para educar, transmitir valores y ayuda a crear relaciones intrapersonales.

Esta falta de autoridad se desencadena como consecuencia de carencias personales en los padres, o porque pasan mucho tiempo fuera de casa, "esto dificulta poder marcar límites y que se ganen el respeto de sus hijos".

¿Qué mueve a un niño a desarrollar esta agresividad? Inicialmente, el debate se centraba en los padres por la educación que daban a sus hijos "por sobreprotección, exigencias, por ser permisivos o falta de afectividad", explica. Sin embargo, diferentes estudios han establecido que para que se de esta agresividad, es necesario que se desempeñen más factores.

"Ellos fuera de casa son niños modelos"

Por otro lado, los perfiles de estos niños, ahora no proceden de familias desestructuradas, vulnerables o con un nivel socioeconómico en riesgo. "Ellos fuera de casa son niños modelos y sumisos, mientras que en casa son niños que insultan a los padres con gracia, pero que quieren controlar con mucha exigencia.

Detrás de estos comportamientos hay mucho egoísmo, "creen que se merecen todo, y algunos han sufrido acoso escolar", subraya, De tal forma que "maltratan a sus padres porque no les han defendido o sí, pero en exceso o porque no les han enseñado a enfrentarse a los problemas, y los castigan con humillaciones e insultos", explica.

Por lo general, "se esconde una baja tolerancia en la frustración, son incapaces de conocer los sentimientos de quienes les rodean y no comprenden el daño emocional que provocan en los demás", explica. Estos niños, “construyen inadecuadamente la autoestima mostrando mucha inseguridad”.

Para evitar que se puedan dar estas actitudes en casa, la psicóloga ha recomendado evitar la sobreprotección, la participación de ambos padres en la educación de los hijos o que no se quiten los castigos antes de tiempo. Y en caso de que se puedan dar estas conductas "se debe optar por la reeducación en centros especializados en trastornos de conducta, centros de día o someterse a programas formativos", señala.