Expósito, junto a la Franja de Gaza: "Más de dos años después del 7 de octubre van a enterrar aquí a Ronen Engel, cuyo cadáver acaba de ser entregado"
El director de La Linterna, a un kilómetro de Gaza, enseña la casa de una de las familias que acaba de recuperar cadáveres de secuestrados por Hamás

Expósito, a un kilómetro de Gaza, en el lugar que enterrarán al prisionero Ronen Engel
Publicado el
3 min lectura
A escasos kilómetros de la asediada Franja de Gaza, el periodista Ángel Expósito, director de 'La Linterna' de COPE, describe con la crudeza del que está sobre el terreno el coste humano de un conflicto que se mide en vidas truncadas y duelos interminables. Su voz, transmitida desde el kibutz donde reside la familia Engel, se eleva sobre un paisaje marcado por el dolor y la tensión latente. Este martes, el programa 'La Linterna' se enciende desde Gaza, llevando hasta los oyentes la realidad de una tierra fracturada.
El relato de Expósito se centra en una casa, la de Ronen, Karina, Yubal y Niká. Una casa que, como tantas otras, fue violentamente quebrada el 7 de octubre. "Precisamente Ronen Engel, de 54 años, fue secuestrado por Hamás. Toda la familia fue secuestrada por Hamás aquel 7 de octubre", explica el periodista, situando al oyente en el origen de la tragedia. Hoy, ese hogar es el punto de partida de una última despedida. Ronen Engel será enterrado en la comunidad que lo vio vivir. Su cuerpo es uno de los que Hamás, a través de la Cruz Roja, ha devuelto a Israel en los últimos días, en un goteo macabro que reabre heridas una y otra vez.
La historia de los Engel encapsula la volatilidad de este conflicto y el alivio truncado. En el día 50 y tantos después de la matanza, justo antes de Navidad, Karina, la madre, y sus hijas, Yubal y Nika, fueron liberadas con vida. Sobrevivieron al cautiverio y hoy permanecen en Israel. Pero la familia no podrá recomponerse por completo. "Hoy, dos años y pico después, aquí en este kibutz será enterrado Ronen Engel, uno de aquellos secuestrados", sentencia Expósito, subrayando la crudeza de un duelo pospuesto durante más de dos años.
Este acto de despedida se enmarca en un contexto de frágil y quebradiza calma. El domingo, la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, vivió un nuevo episodio de extrema tensión. Israel bombardeó la zona tras acusar a Hamás de haber atentado contra sus militares. Esta escalada se produjo después de que, a lo largo del día, se rompiera un alto el fuego que el primer ministro Netanyahu ordenó retomar posteriormente, en una muestra de la precariedad que define cualquier tregua en la región.
El propio equipo de 'La Linterna', integrado por el subdirector Rubén Corral, el enviado especial Álvaro García y el técnico Miguel Ángel Alfonsel, es testigo de esta realidad volátil. Expósito ha relatado en 'Herrera en COPE' que se encuentran en Ramallah, la capital de Palestina, tras haber cruzado una "frontera absolutamente militarizada" entre Israel y Cisjordania. El director de 'La Linterna' llegó a la zona poco después de los primeros bombardeos en Rafah y su descripción es gráfica: "No es que los tuvieran casi encima, es que los tenían encima, se oían perfectamente". Aunque en estos momentos los bombardeos han cesado y parece reinar una calma tensa, la sensación de que en cualquier momento "se vuelve a liar parda" planea sobre todos.
En medio de este caos controlado, Expósito encuentra destellos de una humanidad resistente. Habla de una esperanza que, según su testimonio, comparten "judíos, cristianos, árabes, palestinos...". "Yo creo que la inmensa mayoría de la gente normal y corriente está esperanzada en que alguna solución tiene que haber", afirma. Sin embargo, este atisbo de optimismo se ve empañado por la cruda realidad y por su propio "punto de pesimismo" que, confiesa, no puede quitarse de la mente. Todos son conscientes de que cualquier avance puede irse "al garete" en un instante.
Mientras tanto, a un kilómetro de la frontera, una familia se prepara para enterrar a Ronen Engel. Su historia es un recordatorio sombrío de que, detrás de las escaladas, los alto el fuego y las negociaciones, hay nombres y apellidos, hay vidas arrancadas y hay duelos que, incluso dos años después, solo hoy pueden comenzar. La entrega de su cadáver cierra una herida para abrir otra, la de la despedida final en una tierra donde la paz sigue siendo una esperanza lejana y la violencia, una amenaza constante.