La sospecha de fraude en el voto por correo en algunos municipios han marcado las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28M. Al margen de estos casos, ha habido algunas incidencias en los censos y sedes electrónicas y lo que es mucho peor: algunas empresas de ciberseguridad han alertado de un crecimiento del número de webs falsas relacionadas con partidos políticos y con el proceso electoral.

¿Hasta dónde puede llegar la injerencia de los hackers en las elecciones?, ¿Se puede hacer algo para evitar la desinformación y las ciberestafas?, ¿Tiene futuro el voto electrónico? Gran parte de la información y las noticias relacionadas con la campaña electoral están en medios online, y además, algunas de las gestiones administrativas, como la solicitud del voto por correo o consultar el censo electoral, se pueden llevar a cabo a través de internet. Mario Yáñez, experto en tecnología, advierte en La Linterna de COPE de los riesgos: “Ahora se reúnen en el lapso de apenas dos meses tres votaciones para las elecciones municipales, autonómicas y generales, y desgraciadamente esta concentración supone una llamada para los cibercriminales, previéndose un gran aluvión de noticias falsas, campañas de desinformación y de phishing”.

¿Cuáles son los mayores problemas que se han detectado en el 28M y que se pueden esperar en las generales del 23 de julio? La empresa CheckPoint, un proveedor mundial de soluciones de ciberseguridad, ha alertado que en el ámbito político los ciberataques han crecido un 38% y en concreto, en los ataques por correo electrónico con ficheros de malware o phishing, el experto señala que “el dato es espectacular: la proporción de ataques por correo electrónico ha crecido hasta alcanzar la cifra récord del 86% de todos los ataques. Y con el correo SPAM o basura pasa lo mismo: casi 9 de cada 10 correos que recibimos son basura o intentos de phishing. Y la consecuencia es que, en el mundo, una empresa recibe un ataque de este tipo cada 11 segundos”.

¿Cómo actúan los hackers en estos procesos electorales?

Estos periodos electorales son un escenario perfecto para los ciberdelincuentes y para el activismo digital. Mario Yáñez explica, paso a paso, como actúan los ciberdelincuentes: “Fundamentalmente con campañas de hacktivismo: con la creación de páginas web fraudulentas de partidos políticos y de las administraciones públicas y la publicación de fake news”.

Además de la desinformación, también corremos el riesgo de que nos roben nuestros datos o nos secuestren nuestros dispositivos. Aunque el mayor daño se pueda producir con la erosión de la estabilidad de los Estados y de sus instituciones, “al final es una oportunidad para los hackers para aprovechar las gestiones digitales que podemos hacer los ciudadanos para suplantar a las administraciones y robarnos nuestros datos y en el peor de los casos, suplantar nuestro voto, lo que sería algo gravísimo”, apunta.

El voto electrónico y su viabilidad

En cuanto a la seguridad del voto electrónico, el experto en tecnología habla claro: “No hay ningún sistema informático que sea 100% invulnerable a los ataques o los fallos técnicos o humanos. Es muy posible que, a la larga, las ventajas del voto electrónico sean más que los inconvenientes, pero hay que pensar muy bien cómo implementarlo para tener garantías suficientes”. Mario detalla que estas garantías pasarían por “usar certificados digitales, tecnologías como Blockchain, se podría mejorar el proceso electoral: mayor participación, facilidad de voto para los residentes en el extranjero, mayor eficiencia para el recuento, publicación de datos y control del proceso y un considerable ahorro económico y del tiempo de las personas”.

Pero para eso habría que cambiar la Ley Electoral: “Sería necesario para equiparar el voto electrónico al voto en papel. Además, hay otros factores que también serían complejos del resolver. La inversión sería muy grande, pues se necesitaría que convivieran los dos modelos, digital y papel y lo más importante el riesgo reputacional. El coste de un error en el sistema electrónico sería inasumible. El Estado no se puede arriesgar a comprometer la confianza y una eventual deslegitimación del proceso clave que sustenta la democracia”, advierte Mario Yáñez.

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Al margen de los retos políticos y técnicos, ¿estamos preparados para usar un sistema de voto electrónico? “Más allá de los ciberriesgos que están ahí y van a ser cada vez mayores, lo que tenemos que plantearnos es si dar este paso puede suponer un factor más de exclusión social. Ya nos cuesta usar un certificado digital o las sedes electrónicas para gestiones con las administraciones, como para incluir también la democracia en las competencias digitales. No creo que sea viable en el corto plazo, pero en mi opinión sí que debemos ir hacia este escenario. Es el futuro, pero ahora sería un problema”.