Un ermitaño cambia la historia en una ermita de Navarra al casarse y ahora Ione tiene un oficio casi único en España: "Es una historia apasionante"
La ermita de Nuestra Señora de Muskilda, en Navarra, ha sido custodiada durante más de un siglo por la misma familia, que transformó el tradicional oficio de serora
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El programa 'La Linterna' de COPE ha descubierto, de la mano de Paloma Serrano y Ángel Expósito, la historia detrás del oficio de 'serora' en Navarra. Se trata de una labor ancestral, la de cuidar las iglesias, que en la ermita de Nuestra Señora de Muskilda ha recaído en la misma familia durante más de 100 años. La protagonista es Ione Villanueva, quien ha continuado con una tradición familiar que, sin embargo, rompió los moldes hace décadas. Un trabajo que, como otros oficios, lucha por no desaparecer.
Un cambio histórico en Muskilda
A 1.000 metros de altura, cerca de la Selva de Irati, se levanta la ermita. Durante siglos, su cuidado se repartía entre tres figuras: el capellán, dedicado al culto; el ermitaño, centrado en la huerta y los edificios; y la serora, que asistía al capellán y velaba por el templo. Una norma no escrita dictaba que los tres debían ser solteros, pero la historia de Muskilda cambió por primera vez en los años 50.
Ione Villanueva relata cómo su familia se vinculó al lugar. "La xerora que había en aquel momento se fue, y subió una tía de una tía de mi padre, y se llevó con ella a mi padre, que se había quedado huérfano, muy pequeño", explica. Su padre, con apenas diez años, se crio en la ermita y, con el tiempo, se convertiría en el ermitaño.
Ochagavia. Navarra
El gran giro se produjo cuando su padre decidió casarse, rompiendo la tradición del celibato. "A partir de que mi padre se casó, mi madre pasó a ser sedora, pero casada ya, y mi padre ermitaño casado también", cuenta Ione. Así, por primera vez, "ya era una familia la que estaba allá", transformando por completo la vida en la ermita de Ochagavía.
Es una historia apasionante"
Serora de la Ermita de Nuestra Señora de Muskilda
De cortar el césped a investigar en archivos
El oficio de serora pasó de Victoria, la tía abuela, a Tony, la madre, y finalmente a su hija Ione. Durante 30 años, ha combinado el cuidado tradicional con tareas modernas. "En Muskilda lo mismo tiraba de desbrozadora como de cortacésped", comenta. Pero su curiosidad la llevó más allá: "Llevamos aquí toda la vida, ¿y qué sé yo de este sitio?". Esta pregunta la impulsó a investigar en archivos, donde descubrió que el lugar "tiene una historia apasionante".
Ione y sus dos hermanos guardan grandes recuerdos de su infancia en el templo. "Tuvimos la suerte de que todos los adelantos que iban llegando a Ochagavía, al primer sitio que llegaban, era allá", rememora. La llegada del primer teléfono o la primera televisión convirtieron la ermita en un centro social al que "subía la chavalería a ver Antena Infantil los jueves" o los partidos de fútbol.
Ochagavia. Navarra
El pueblo toma el relevo
Actualmente, la ermita no tiene capellán ni ermitaño residente. Su gestión recae en un patronato formado por la corporación municipal, mientras que la institución Príncipe de Viana se ocupa del patrimonio. La administración directa la lleva el pueblo a través de un 'mayordomo', un cargo rotatorio anual que asegura la implicación de la comunidad. "El mayordomo es una persona de aquí, de Ochagavía o muy cercana al pueblo", detalla Ione.
Entre todos se mantiene todo lo que es Muskilda"
Serora de la Ermita de Nuestra Señora de Muskilda
La devoción por Nuestra Señora de Muskilda, patrona del Valle de Salazar, se sustenta también en su leyenda. Cuenta la tradición que un pastorcillo encontró la imagen de la virgen e intentó bajarla al pueblo, pero esta siempre regresaba a su lugar de origen. En ese enclave se erigió el templo románico del siglo XII que la familia Villanueva ha protegido durante un siglo, con Ione como última heredera de este oficio casi único.
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