Baltasar tiene una joyería en Carabanchel, en Madrid. Antes de las cinco de la tarde estaba comiendo en su local. Entonces un venezolano entró en su comercio y le dijo que estaba interesado en “una cadena así muy larga y muy fuerte y una esclava”, ha contado en ‘La linterna’. Le dijo que no podía atenderlo en ese momento porque estaba en su momento de descanso. El hombre aceptó irse, pero volvió.

Le enseñó algunas joyas desde detrás del mostrador, pero la situación se complicó cuando le mostró un juego de joyas del escaparate. “Al final cometí un error que es sacar la bandeja que alberga las joyas del escaparate”. En ese momento, cuando dejó las joyas sobre le mostrador, el hombre sacó un spray pimienta y lo usó contra él y su compañero Héctor. “Me salí por fuera del mostrador”, declara Baltasar. “Le empujé yo, nos agarramos, así hasta que el logró salir”. Su compañero le agarró de los pies y el joyero se cayó encima: “Me decía la gente que me levantase que le iba a ahogar”. Ese momento “no te da tiempo a nada”, expone Baltasar. “Luego por las noche te haces a la idea cuando ves las cámaras”, confiesa.

Su compañero pulsó el botón de la alarma y un vecino llamó a la policía que vino a detenerlo. El joyero recuerda que “lo esposaron, nos lavaron los ojos, la cara y nos quitaron la ropa porque nos dijeron que la ropa estaba contaminada”. “Estuvimos recogiendo la tienda hasta las tres de la mañana para el lunes poder abrir”, explica Baltasar.

La tienda acabó con desperfectos en las vitrinas y el joyero acabó con marcas por todo el cuerpo. El ladrón sigue detenido por la policía y está a la espera de juicio. Parecía una película de acción pero era real.