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A puntito de terminar este 2019. Y seguimos sin Gobierno. Y la verdad es que, visto lo visto y previsto lo previsto, casi mejor, porque todo es susceptible de empeorar.

Yo creo que en breve veremos a Pablo Iglesias y a Alberto Garzón sentados en el Consejo de Ministros. Te lo juro. Y que habrá pacto con Esquerra Republicana y con Bildu y que lo vestirán de progresistas y reformistas. Aunque sea un pacto con el mismísimo demonio. Da igual. Lo que haga falta. Todo le da igual.

Así que como se confirma que somos capaces de lo mejor y de lo peor… Lanzo cinco monedas al aire y vemos su cara y su cruz. Para ratificar eso de que los españoles somos capaces de lo más grande y de lo más… infecto.

1.- Frente al procés y la ruptura de España, los datos de la Organización Nacional de Trasplantes. Frente a la catetada de los independentismos… un récord mundial absolutamente envidiable.

Por un lado, tienes a unos supremacistas adoctrinando, mintiendo, fabricando sus molinos de viento desde hace décadas, acaparando portadas e internacionalizando su conflicto. Y por el otro tienes a cientos de profesionales (pilotos, policías, enfermeras, médicos, cirujanas) logrando 38 trasplantes de órganos en sólo 24 horas en toda España.

Ocurrió hace un mes. Un viernes, como hoy. Confirmando que los órganos de un cuerpo humano no entienden entre catalanes, madrileños, murcianos, ceutíes o canarios.

2.- Frente al adoctrinamiento educativo (¡Ojo! Que no ha hecho más que empezar), los datos del bicentenario del Museo del Prado.

Por un lado, un proceso de manipulación educativa iniciado hace más de 20 años por Jordi Pujol, que hoy recoge sus frutos en un alumnado que revienta Barcelona. Y por el otro la mejor y mayor pinacoteca del mundo, con tres millones y medio de visitantes en el año de su 200 cumpleaños. Un 10 por ciento más que el año anterior.

Una vergüenza de incultura suicida, producto de la transferencia de las competencias educativas, ante un ejemplo de orgullo ante el mundo entero. Ante el inmenso Museo del Prado.

3.- Frente a la última movida de sentencias europeas a favor de Junqueras, Puigdemont y sus mariachis, el juez Marchena y el Tribunal Supremo.

Por un lado, una Europa que se quita la vida poco a poco, cesión a cesión, al más puro estilo español. Y por el otro unos altos funcionarios del Estado, en este caso jueces y magistrados, que representan a abogados y economistas del Estado. A diplomáticos.

Una Europa que tiene al enemigo dentro (populismos, independentismos, extremismos y ultras) frente a su propia historia. Frente a que seguimos siendo la mejor región del mundo para nacer, para ser jubilado, para ser mujer o para ser inmigrante.

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4.- Frente a las humillaciones continuas que hemos vivido este año por parte de los terroristas, la dignidad infinita de las víctimas del terrorismo.

Otegui pavoneándose y doblegando al propio Gobierno de España, etarras homenajeados en sus pueblos, terroristas confesos y nada arrepentidos dando conferencias en la Universidad… Bien, pues frente a estos cobardes, las víctimas del terrorismo que siguen visitando en los cementerios a sus padres, hijos o hermanas.

Frente a la ignominia de un Gobierno que se humilla ante esta gentuza, el honor de tantos españolitos normales y corrientes que lloran para adentro, valientes como ellos solos.

Y 5.- Una última contradicción para cerrar este resumen del año: frente a la hecatombe en Venezuela, nuestros miles de soldados desplegados por el mundo.

Nuestro ex ministro de Exteriores y actual Míster PESC europeo templando gaitas ante el régimen de Maduro. A la vez, más de 3.000 soldados españoles dejando su juventud, sus fuerzas y hasta su vida en África, Oriente Medio, Asia, los océanos o la Antártida.

El hambre, la miseria infinita, la prostitución más indigna en nuestra hermana Venezuela… frente a 17 misiones de nuestros soldados y guardias civiles.

Nuestro silencio vergonzoso ante el drama de cinco millones de exiliados, caminantes y refugiados venezolanos… frente a casi 3.000 hombres y mujeres con la bandera de España planchada en el hombro.

El país de Fuster frente a Puigdemont; de Nadal frente a Otegui; de la Transición frente a la mentira ‘indepe’; de la solidaridad y los trasplantes frente a Pablo Iglesias y Monedero.

Se confirma que somos un país de contradicciones. De lo mejor y de lo peor. Del más alto honor y de la mayor vergüenza.