Estamos en Ferrol mirando al Cantábrico hacia el Norte y noreste. Y hacia América apuntando al noroeste y oeste. ¿Y sabes qué? Todo lo demás, incluido nuestro ombligo me parece muy paleto.
Cuando no es el procés independentista catalán es el PP de Madrid. Cuando no es el idioma en el Metro de Valencia es la censura a determinados periodistas en el Congreso. Los niños pueden delatar a los maestros que hablen español en Cataluña y el Gobierno y sus socios hacen otra lista de periodistas molestos bajo el mensaje de que cortan el buen rollito. Este es el nivel, este es el país.
Desde este norte de España, se confirma que somos mucho más que el politiqueo patrio y las cosas de Rufián.