El domingo celebramos en la Iglesia la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. El tema elegido este año por el Papa hace referencia a construir el futuro juntos. Nos viene a recordar que su presencia es una oportunidad de crecimiento para todos. Puede parecer un tópico pero no nos lo terminamos de creer. En el mensaje de los obispos españoles para esta Jornada se nos plantea el reto de empujar con esperanza, una esperanza fortalecida por nuestra fe como cristianos, hacia el futuro a pesar de las malas noticias que vemos cada día. Dicen algo muy cierto: “Es tiempo de atreverse a mirar el futuro de las migraciones con los ojos de Dios”.

Por 'La Linterna de la Iglesia' ha pasado el director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, el padre Xabier Gómez, OP, para charlar sobre los retos que nos plantean las migraciones en estos momentos. Para el dominico, en nuestro país tenemos un problema de aporofobia, no de racismo: "Tiene que ver con lo que el Papa Francisco denomina la 'cultura del descarte'. La aporofobia es un fenómeno que surge porque estamos biológicamente determinados para vivir relaciones en reciprocidad, y en un sistema económico muy utilitarista donde solamente se valora lo que produce, a veces hay ese rechazo hacia colectivos o personas que tenemos la sensación que no tienen nada que aportar. Y esa es la mirada que tenemos que transformar".

"Toda persona puede ofrecer algo y, frente a esa hostilidad, tenemos que ofrecer gratuidad y hospitalidad, para hacer que los propios migrantes sean protagonistas de su propio proceso de integración en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia", señala Xabier Gómez.

El director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española también ha afirmado que las religiones tienen mucho que decir ante esta nueva realidad: "Han de ser un factor integración, de paz, de convivencia, de fraternidad. El diálogo interreligioso conecta con esa sensibilidad, que no pertenece solamente al ámbito de las religiones. También en la sociedad no creyente, en los ámbitos civiles, se percibe esta demanda de humanidad. Yo creo que las religiones tienen que contribuir a tratar de sacar la mejor versión de las personas", explica el dominico.