El Papa Francisco es una de las personas más influyentes del mundo. Sus palabras y sus actos llegan a millones de personas, y todo ello afecta a nuestra sociedad de una manera o de otra. Dentro de dos días va a firmar su última encíclica ‘Fratelli tutti’ que trata sobre la fraternidad y la amistad social.

Probablemente todos los medios de comunicación del mundo entero den esta noticia. Y el Papa ha querido que este acontecimiento tenga lugar en Asís. Y alguno se podrá preguntar ¿por qué en Asís? Bueno, porque es aquí donde nació el santo al que le tiene tanta devoción. San Francisco… de Asís.

Una de las primeras decisiones que Bergoglio tomó como Papa, fue adoptar precisamente el nombre de Francisco por este Santo. El propio Pontífice cuenta, que durante su elección, cuando estaba prácticamente elegido… el obispo que tenía al lado le dijo: “No te olvides de los pobres”. E inmediatamente le vino a la cabeza San Francisco de Asís.

Y resulta que los dos Franciscos, a pesar de estar a 1.000 años de distancia, han tenido paralelismos. El santo nació en el siglo XII, fue caballero, luchó en guerras, estuvo encerrado… hasta que decidió entregarse a los pobres. Durante su juventud, una imagen de Jesucristo crucificado le habló y le pidió que reparara su Iglesia. Fue capaz de vivir su vida con menos de lo indispensable, y entregándosela a los que más le necesitaban.

Al enterarse de que le quedaban pocas semanas de vida, dijo “¡Bienvenida, hermana muerte!”. Murió el 3 de octubre de 1226 después de escuchar la pasión de Cristo según San Juan. Tenía 44 años de edad. 44 años llenos de esperanza, fe y entrega.

Y por eso –también pasando por injusticias y mucho sufrimiento- su ejemplo de entrega a los pobres le valió que se le conociera mil años después. Como se conocen sus hazañas: poner en valor a los más pobres y humildes, entregarse por y para la Iglesia y también destacar la importancia de la naturaleza, de nuestra casa común.

Ahora casi 10 siglos después, el Papa Francisco sigue el ejemplo de este hombre, al que su vida le valió el sobrenombre de santo. Y este domingo vuelve a existir ese paralelismo entre dos hombres, de distintas épocas, pero en el mismo lugar y el mismo objetivo: Jesús.