Estoy maravillada con el mensaje que el Santo Padre ha escrito con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Y es que, en los últimos días, venimos hablando de esa Ley de Educación que está ya en el Senado y hemos escuchado, también, muchos testimonios de familias hablando de la importancia que tienen para ellos, para sus hijos, los centros de educación especial.

Y es cierto, es muy necesario que este modelo pueda convivir con la presencia de alumnos con discapacidad en el resto de centros educativos. Porque dentro de la discapacidad, existe una gran variedad y es totalmente injusto no valorar este aspecto.

Verás, el Papa en su mensaje habla de ‘reconstruir mejor: hacia un mundo post Covid-19 que incluya la discapacidad, accesible y sostenible’. Una vez más nos invita a ver este tiempo de pandemia como una oportunidad al cambio, y habla de inclusión y participación. Compara esta situación con la parábola de la casa construida sobre la roca. Y es que este tiempo, de oportunidad, nos invita a hacer y construir bien las cosas desde el principio.

Leyendo el mensaje del Papa, me acordé de una historia que vivimos de una forma muy especial en casa.
Os voy a hablar de Paula y Andrea, de 10 y 11 años de edad. Paula estudia 5º de primaria y una de sus mejores amigas, con la que comparte clase, patio y juegos, es Andrea. Andrea tiene síndrome de down, algo que su amiga descubrió el año pasado cuando coincidieron, por primera vez juntas, en la misma clase.

Poco a poco Andrea se fue convirtiendo en una de mis mejores amigas. Ella unca está triste y eso hace que nos alegre el día a cada una de las personas que estamos a su lado.

Hasta ese momento Paula no se había planteado el porqué de su tristeza o aburrimiento. Vivía las cosas con cierta monotonía y nunca había pensado que este acontecimiento llenara su vida de esta manera.

Desde que conocí a Andrea, mi vida ha cambiado, ha mejorado, y me siento mejor persona. Ya no estoy triste ni aburrida y estoy deseando que llegue la hora del patio para jugar con ella.

Para reconstruir mejor nuestra sociedad, como dice el Papa en su mensaje, es necesario que la inclusión de quienes son más frágiles, comprenda también la promoción de su participación activa.
Las personas con discapacidad, tanto en la Iglesia como en la sociedad, deben convertirse en esa parte activa y no solo en destinatarios.
Paula habla de ‘capacidad’, es lo que pasa por la cabeza y el corazón de una niña que empieza a construir su casa sobre la roca.

Hasta hace poco quería ser actriz cuando fuera mayor, pero me he dado cuenta de que es solo un hobby que pienso disfrutar. Lo que de verdad quiero ser es profesora de niños con capacidades especiales como Andrea.

Promover una cultura de la vida, en favor de la dignidad de la persona, para que nadie quede excluido, sobre todo aquellos que tienen mayor dificultad, es una tarea de todos.

Hola soy Andrea, tengo 11 años y voy al cole san Ignacio en Torrelodones. Estoy muy contenta con mis profesores y mis amigos como Paula y Macarena y Daniela

Paula y Andrea son sólo dos ejemplos de inclusión y participación, de tantos niños que construyen su vida como una verdadera oportunidad. En nosotros está acompañarles, para que esto sea real.